El 26 de noviembre, Martin partiendo de la bella historia de los discípulos de Emaús en San Lucas, ha dicho que aquellos que ocupan puestos de responsabilidad saben que una gran parte de su ministerio está centrada en el acompañamiento y en la animación de los compañeros. Este interés concierne a todos los compañeros, de los jóvenes a los ancianos, de los sanos hasta los enfermos, de los que se encuentran en dificultades y de los que parece que están perdiendo su energía y dinamismo. Nuestro ministerio consiste en apoyar a los compañeros en una vida estable y auténtica del evangelio. En Lucas 24,15, leemos: “Mientras que conversaban y discutían, Jesús mismo se les acercó y marchaba con ellos”.
Vemos claramente que es Jesús el que toma la iniciativa de acercase a los dos discípulos. En los evangelios vemos a menudo a Jesús tomar la iniciativa, como lo hizo cuando llamó a los primeros discípulos, y es de esa manera como ejercía su ministerio. Es un reto para todos los responsables. Hay momentos de una proximidad espontánea, encuentros fortuitos o imprevistos, pero existe, sin duda alg
una, encuentros programados, por ejemplo, durante las visitas canónicas. Él les preguntó de qué discutían cuando marchaban.
La preocupación principal es el deseo de su bien-estar, la preocupación de saber cómo van. Esto implica nuestra capacidad de escuhar atentamente su historia. Emaús es una historia fascinante pues los dos discípulos son muy honestos en su decepción, en sus esperanzas perdidas y sin embargo quedarán impresionados por la sabiduría de Aquel que los escucha, que se toma tiempo de compartir con ellos, de quedarse con ellos cuando se lo piden. Se trata de un verdadero encuentro que debería de ser un ejemplo para todos nosotros, los responsables, de la calidad de nuestras visitas y del tiempo que allí pasamos. Es de una gran importancia. Es un tiempo de compartir, de relax y de oración; un momento de gracia para dejarse impresionar por la presencia misma del Señor en el corazón de este encuentro.
Hacer el camino de Emaús es la maravillosa experiencia de encuentro a la que estamos llamados a hacer con todos los compañeros; para así permitirles que cuenten su historia, sus sueños, sus esperanzas y dejarse impresionar por la gracia
Traducción de los artículos del P. Francis Barnes