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África – Noticias
5 mayo, 2018
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ÁFRICA / CENTROÁFRICA – Escalada de la violencia entre cristianos y musulmanes

La República Centroafricana vive un complicado proceso de transición desde que en 2013 los rebeldes Séléka derrocaran al presidente François Bozizé, desatando una ola de violencia sectaria entre musulmanes y cristianos

Al menos 15 personas fallecieron en un ataque a una iglesia de la capital de la República Centroafricana, Bangui, y en incidentes violentos posteriores, informaron a Efe testigos de los sucesos.

Hombres armados, supuestamente del colectivo de musulmanes del distrito PK5, dispararon durante la celebración de un cónclave anual en la iglesia católica de Nuestra Señora de Fátima.

«Estábamos en plena misa en la iglesia esta mañana. Los criminales acorralaron la iglesia y comenzaron a disparar con armas y granadas. Diez personas murieron en el lugar, incluido el abad Albert Toungoumale Baba. Hay muchos heridos de bala y por la explosión de las granadas», dijo a Efe Signey Yamalé, un fiel de la parroquia testigo de los hechos.

El ataque desencadenó una ola de actos violentos y represalias en la capital centroafricana.

Efe pudo constatar dos cuerpos sin vida más en el barrio número 2 de Bangui.

Un habitante del distrito PK5, Sanislas Dangabo, explicó a Efe que al menos otros tres cadáveres fueron trasladados a la morgue de la mezquita de Ali Babolo, donde la comunidad musulmana de Bangui deposita a sus muertos antes de enterrarlos.

El ataque tuvo lugar mientras las autoridades del país y la población celebraban la fiesta del Día del Trabajador en el barrio número 5 de la capital.

En mayo de 2015, la iglesia de Nuestra Señora de Fátima ya había sufrido otro ataque.

La República Centroafricana vive un complicado proceso de transición desde que en 2013 los rebeldes Séléka derrocaran al presidente François Bozizé, desatando una ola de violencia sectaria entre musulmanes y cristianos que causó miles de muertos y ha obligado a cerca de un millón de personas a abandonar sus hogares.

Religión Digital/Agencias

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ÁFRICA / RUANDA – Las lluvias torrenciales que están arrasando el país africano – El grito de la Madre Tierra en Ruanda

En Ruanda la tierra grita el sufrimiento que le produce su muerte y como esta muerte hiela la vida de tantas personas

Una Doctora española, Misionera de Vida y Paz, que lleva muchos años trabajando con los más pobres de Ruanda, nos comunica en un escrito que titula EL GRITO DE LA MADRE TIERRA, el drama humano que están sufriendo millones de ruandeses a causa de las lluvias torrenciales que están azotando a toda Ruanda con decenas de muertos y cuantiosas pérdidas materiales

Si se tratara, con todos los respetos, de un solo soldado europeo o de EE.UU., sería noticia universal, pero como Ruanda es un país pobre,

pequeño y lejano, aunque con 12 millones de habitantes, esta tragedia no sale en los medios de comunicación.

Este escrito refleja muy bien lo que está sucediendo ahora mismo y como todos somos culpables a causa del cambio climático que producimos los ricos y mata a los pobres, y provoca respuestas de dolor en la propia Madre Tierra, a veces con poca respuesta y compromiso de los que nos decimos cristianos, seguidores de Jesus de Nazaret, que tal vez, también en Ruanda, miran y miramos para otro lado, preocupados solo de nuestras vanidades. Este es su escrito: (Por prudencia omitimos dos nombres propios…).

EL GRITO DE LA MADRE TIERRA:

Querido Faustino: Ante tus escritos de estas últimas semanas he querido compartir contigo mis sentimientos y sufrimientos ante la situación que vive Ruanda, a la que ahora ya conoces.

En Ruanda la tierra grita el sufrimiento que le produce su muerte y como esta muerte hiela la vida de tantas personas.

Todo lo que llevamos de mes, nunca más real el refrán español «son de abril las aguas mil», Ruanda está sufriendo tormentas y lluvias torrenciales por todo el país. En el noroeste del país, los rayos han producido la muerte de 16 personas en Rughengeri, Gikongoro y Cyangugu.

Hace algo más de un mes, el rio se llevó por delante el puente que facilita la comunicación de la población de Kabuga (distrito de Kamonyi) donde trabaja una compañera, con el resto de las poblaciones cercanas y los caminos son intransitables por el lodo que arrastran las lluvias.

Ese puente se construyó con el esfuerzo y la ilusión del P. José Ramón Amunárriz, sacerdote vasco, que dedicó su vida en Ruanda a mejorar las condiciones de vida de esta población, que hasta entonces estaba aislada y abandonada, y su compromiso con los más desfavorecidos le llevó a morir en extrañas circunstancias en un accidente de tráfico.

Este pueblo se encuentra situado a las orillas del rio Nyabalongo.

En estos últimos días, que las lluvias han sido tan intensas y prolongadas, se han producido grandes desprendimientos de tierra, que se han llevado por delante 2 casas, con sus habitantes en el interior hasta sepultarlas en el rio. Un total de 11 personas, 6 de ellas niños, han fallecido.

En Kigali, el martes pasado, toda la noche, desde las 2 de la madruga vivimos el espectáculo de tormentas con gran aparato eléctrico, y lluvia intensa. Siempre pensando en la gente que vive en las laderas de las colinas y en casa fabricas con ladrillos de adobe… La preocupación no era vana, la radio dio la noticia, en diferentes barrios de Kigali habían fallecido 19 personas a causa de derrumbes de su vivienda o bien sepultados por el lodo.

A esto hay que añadir tantas familias que han quedado sin casa, o medio destruida y sin medios económicos para rehabilitarla.

Y como decimos: «siempre pagan los mismos», los más pobres, los más desfavorecidos. Los ricos, entre los que puedo incluir a la mayor parte de los consagrados, no tenemos miedo a que se caiga nuestra casa, está construida sobre roca, pero no siempre la roca es Cristo, sino un poder adquisitivo mayor y materiales más sólidos.

Ciertamente la vida es así, solo nos salvará si somos capaces de gritar la injusticia de que se consienta hacer este tipo de viviendas en lugares, de sobra conocidos, como peligrosos y clamar también por la solidaridad, sobre todo entre los cristianos.

Es más, estas situaciones favorecen la política del gobierno. Estas casas deben ser expropiadas y pagar por ello. Ante el derrumbe o el destrozo, la gente emigra buscando otros lugares más seguros, con lo cual, el gobierno se ahorra las indemnizaciones.

Ruanda es un país de gente muy religiosa, pero la Iglesia no favorece que la fe se vea implicada en la vida, creando un sentido crítico y un compromiso real con las situaciones de injusticia.

Sueño que en mi parroquia se hable en la homilía de estos sufrimientos de la gente y se grite SOLIDARIDAD! Para que todos nos pongamos en marcha e intentemos disminuir el dolor de los que sufren estas situaciones, pero hasta ahora sigo soñando, cada día siguen pidiendo por las necesidades del nuevo templo.

Sentimos sensación de impotencia ante tanto sufrimiento, que en el fondo nosotros mismos lo hemos creado con nuestro consumismo, pero no acabamos de creérnoslo. El destrozo que producimos en la naturaleza se vuelve contra nosotros y no es una venganza de la tierra, la tierra es madre y en estas situaciones llora su impotencia ante la muerte de sus hijos.

Que el Señor nos tenga de su mano para no dejarnos caer en el fatalismo y en la indiferencia. «Casi sin darnos cuéntanos nos volvemos incapaces de sentir compasión ante el drama de los otros… «como dice el Papa Francisco en la Evangelli Gaudium, y que nunca perdamos la ilusión, ni dejemos de poner nuestro esfuerzo, en la construcción de un mundo más justo. Un abrazo…

Por nuestra parte debemos redoblar nuestro compromiso de justicia y solidaridad con los más pobres, incluida la Madre Tierra, porque es un pobre más entre los empobrecidos del mundo.

 

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ÁFRICA / NIGERIA –  Un ataque contra una iglesia católica de Nigeria deja una veintena de muertos

Las autoridades apuntan a que entre las víctimas se encuentran dos sacerdotes.

La lucha por la apropiación de los recursos naturales entre pastores nómadas y granjeros locales es una de las principales causas de la violencia, con la que compiten por el pasto y el agua.

Al menos 18 personas, entre ellas dos curas, perdieron la vida en un ataque de supuestos pastores armados que atentaron en una iglesia católica del estado de Benue, en el centro de Nigeria, informan medios locales.

El tiroteo tuvo lugar este martes en la localidad de Ayar-Mbalom, que fue posteriormente saqueada, explicó el portavoz del gobierno regional, Terver Akase, en declaraciones recogidas por el diario «Premium Times».

Las autoridades católicas de la capital de Benue, Makurdi, confirmaron los fallecimientos y revelaron que los feligreses habían acudido a una misa temprana.

Tan solo hace tres días, una decena de personas murió en otro ataque en Benue, también supuestamente perpetrado por los conocidos comopastores Fulani, que llevan a su ganado por todo el país y mantienen disputas con pastores locales.

Este es un nuevo capítulo del conflicto de los Fulani, musulmanes en su mayoría, que han reaccionado con violencia a los planes de algunos estados nigerianos de prohibir el pastoreo en campo abierto.

A este respecto, Benue aprobó en noviembre de 2017 una directiva que ordena a los Fulani que establezcan ranchos o que se trasladen a otras regiones, mientras que Taraba, otro estado en el este del país, hizo lo mismo en enero de este año.

El presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, ordenó a los militares que restablecieran el orden en las regiones afectadas, pero los líderes locales aseguran que los ataques se han reanudado en cuanto los soldados se han retirado.

Los nómadas musulmanes buscan pasto para su ganado destrozando los campos de cultivo de los granjeros cristianos locales, en peleas constantes en la zona central de Nigeria en las que han muerto miles de personas en los últimos años.

La lucha por la apropiación de los recursos naturales entre pastores nómadas y granjeros locales es una de las principales causas de la violencia, con la que compiten por el pasto y el agua.

Los pastores se han convertido en una amenaza local para la población de todo el país.

En 2017 los conflictos entre los pastores nómadas y los granjeros locales dejaron al menos 549 muertos y miles de desplazados en la zona, según Amnistía Internacional, que también informó de 168 muertes el pasado enero.

Religión Digital/Efe

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ÁFRICA / MIGRANTES – La ruta migratoria a España se convierte en la más letal del mundo

En lo que va de año han fallecido 217 personas, una de cada 29 que lo ha intentado. En el Mediterráneo Central es una de cada 36, según la Organización Internacional para las Migraciones

Los cadáveres de 15 migrantes que intentaban llegar a España fueron rescatados el domingo pasado en una patera a la deriva en aguas de Argelia. El mes acababa como había empezado. El 1 de abril 11 africanos perdieron la vida en aguas del Estrecho. El Mediterráneo Occidental es escenario de un goteo de naufragios, fallecidos y desaparecidos que lo han convertido en lo que va de 2018 en la ruta migratoria proporcionalmente más letal del mundo, más letal que la que une Libia e Italia y que la frontera entre México y Estados Unidos. Uno de cada 29 migrantes que ha intentado alcanzar España desde el 1 de enero de 2018 ha muerto o desaparecido, frente a uno de cada 36 de los que se dirigían a Italia, según los datos recopilados hasta el 2 de mayo por Missing Migrants Project de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Eso la convierte en la ruta más peligrosa del planeta, no en cifras brutas. Seis de cada diez migrantes muertos este año durante la travesía se ahogaron en el Mediterráneo, la mayoría tras zarpar de Libia. Menos de uno de cada diez perdió la vida en la frontera México-EE UU.

La OIM “está alarmada por el aumento de muertos” entre quienes parten de África rumbo a España porque “en cuestión de cuatro meses han fallecido casi las mismas personas que en todo el año pasado”, explica Joel Millman, portavoz de la OIM. Entre enero y el 2 de mayo se han ahogado 217 personas (y han llegado a las costas 4.400), cuando en todo 2017 perdieron la vida 224 migrantes (cuando los arribados sumaron cinco veces más: 22.108), según los datos de Missing Migrants Project.

Los responsables de esta organización, creada por la OIM a partir de un proyecto periodístico para contabilizar los migrantes que mueren en ruta, insisten en que estas cifras son estimaciones calculadas en base a los datos oficiales de llegadas, rescatados, interceptados por guardacostas de países ribereños y testimonios de los supervivientes de las pateras hundidas. El año pasado, cruzar hacia España irregularmente fue mucho menos peligroso. Mientras que camino de Italia murió uno de cada 50 migrantes, camino a España fue uno de cada 128 y de Grecia uno de cada 833.

Este espectacular aumento de la peligrosidad en el Mediterráneo Occidental no ha llamado la atención o no ha sido destacado por las autoridades españolas y europeas, que sí han recalcado en los últimos meses el fortísimo aumento de llegadas por esa vía. Un incremento que se empezó a notar tras el acuerdo de la UE y Turquía, que cercenó en 2015 la muy concurrida ruta de los Balcanes por Grecia desde Turquía, y los más recientes esfuerzos de Italia (con acuerdos diversos y apoyo a los guardacostas libios) por frenar las salidas desde Libia.

Miguel Zea Gandolfo conoce muy bien las aguas por las que los africanos intentan llegar a España. Jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Almería, apunta a las precarias pateras como una de las causas del aumento de la peligrosidad. “Las embarcaciones son cada vez más precarias”, explica por teléfono. Cuenta que “no están ni termoselladas”, compran los componentes por separado, los pegan con cola, y “a veces las lanchas se deshacen tras una o dos horas navegando”. Los motores son de segunda, tercera mano, y “ni siquiera llevan medios para pedir auxilio”. Un cóctel letal. El portavoz de la OIM coincide en señalar a las embarcaciones.

Zea recalca también el fuerte aumento de llegadas a España y “el mal tiempo continuado de este invierno, que les lleva [a los migrantes] a zarpar en cuanto ven la más mínima oportunidad” de mejora.

Salvamento Marítimo maneja unas cifras de muertos y arribados distintas a las de la OIM porque, según su jefe de Almería, solo contabiliza las operaciones en las que participa; pero sus datos también reflejan que el viaje en patera por el Mediterráneo Occidental es cada vez más peligroso. Salvamento cifra en 83 los muertos (solo en abril fueron 36) y en 4.013 los migrantes que consiguieron alcanzar la costa desde el 1 de enero. El año pasado contabilizaron 153 muertos y casi 19.000 rescatados. Es decir, los ahogados hasta abril suponen la mitad de fallecidos que en 2017 mientras los localizados son una quinta parte.

Los naufragios de 2018 en la zona del Estrecho quizá llaman menos la atención porque afectan a embarcaciones con decenas de pasajeros, no como el hundimiento de barcos que habían zarpado de Libia o Egipto con centenares de pasajeros que han conmovido a Europa en los últimos años al causar entre 300 y 400 muertos en un solo suceso como el de Lampedusa en 2013. La letalidad de una ruta puede variar enormemente si se produce un gran naufragio o aumenta el tráfico de manera notable.

Millman, de la OIM, también menciona, como otro posible factor para explicar que la ruta a Italia sea menos insegura que a España, las operaciones desplegadas por la UE y las ONG en el Mediterráneo Central para rescatar pateras. Añade que “nunca había visto tanta actividad [migratoria] de Argelia a España”.

El representante de Salvamento Marítimo ofrece algunos detalles de lo que le ocurrió a la patera hundida en Argelia el domingo. Sus hombres y mujeres la estuvieron buscando pero transcurrían las horas y no daban con ella. “Aquí es muy difícil que salga una patera y no lleguen noticias de ella porque los familiares suelen alertar a las ONG”.

El misterio se resolvió cuando les avisaron de que en realidad la embarcación no había zarpado del punto que originalmente les dijeron sino desde otro lugar. Eso les llevó a concluir que la embarcación debía estar en aguas de Argelia. Avisaron a sus colegas del país árabe, que la encontraron. Junto a los 15 cadáveres, rescataron a 19 supervivientes.

El País


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