A Tim Cook le ha llegado un correo esta semana desde Kinshasa. Bueno, más bien desde los abogados que representan al gobierno de República Democrática del Congo en Washington y París. El Ejecutivo congoleño ha acusado a Apple de utilizar “minerales de sangre” obtenidos de minas ilegales en el este del país que controlan los más de 120 grupos rebeldes allí presentes. Ese dinero es clave para que puedan mantener su actividad.
El gobierno de Félix Tshisekedi ha dado a Apple tres semanas para contestar o asegura que tomará medidas legales. Su revuelta no es nueva, pero viene tras un informe de los abogados que contrataron en los que decía que la empresa que crea el iPhone lanza “conclusiones sin verificar” en sus informes anuales en las que asegura que el 100% de sus minerales están libres de sangre de conflictos. Los minerales clave son el estaño, tantalio, tungsteno y oro, conocidos como 3TG.
En la región de Kivu Norte hay materias primas valiosas como oro, coltán, uranio, diamantes y minerales raros como la turmalina o el wolframio, utilizados en la industria cosmética y para materiales eléctricos. Allí está la mayoría de los 7 millones de desplazados en todo el país. En total, el valor de todos los minerales de R.D. Congo se estima en 24 billones de dólares estadounidenses, casi cien veces más que el PIB de Estados Unidos.
La acusación de los abogados del gobierno congoleño se fundamenta en que las principales compañías tecnológicas dicen que algunos de sus minerales vienen de Ruanda, cuando esta no tiene muchos minerales. En cambio, apoya al grupo rebelde M23 que busca controlar minas en el R.D. Congo. “Los ojos del mundo están cerrados: la producción de minerales 3T de Ruanda es prácticamente cero y aún así las grandes empresas siguen diciendo que viene de ahí”, dice el despacho Amsterdam & Partners. Apple incluye a la empresa Luna Smelter Ltd. con base en Kigali entre sus proveedores de estaño.