Teólogo africano: “La misión de la iglesia en África nace de la misericordia”
Kara. La misión de la iglesia nace de la misericordia, de la compasión que se experimenta hacia la realidad espiritual y social de los hombres. Misericordia, por su significado etimológico, significa dejarse tocar por la miseria de los otros. La historia del Éxodo representa un cuadro bastante perfecto”: lo explica en una reflexión enviada a la Agencia Fides, el P. Donald Zagore, teólogo de la Sociedad de las Misiones Africanas, motivando la presencia y la acción de la iglesia en la amplia y compleja realidad del continente africano. “Hay dos actividades fundamentales que caracterizan la acción de Dios: la primera es la atención que presta al sufrimiento humano. Se deja tocar por la miseria de su gente, queda profundamente dolorido por el sufrimiento. Pero Dios no se limita simplemente a simpatizar emocionalmente, sino que actúa: sale de sí mismo y va al encuentro del hombre, para ofrecerle la libertad de su salvación”, subraya el P. Zagore. “Cristo en su actividad salvífica hará lo mismo”, continúa el sacerdote. “Permanece lleno de compasión por los pecadores, por los pobres, por la angustia y por todos los que están encarcelados física, espiritual y culturalmente. Para mostrar con qué frecuencia su corazón se conmueve por el sufrimiento y la miseria humana, lamenta la muerte de su amigo Lázaro. Cristo no se detiene simplemente en el aspecto compasivo sino que actúa. Él sana a los enfermos, alimenta a las multitudes, resucita a los muertos, perdona los pecados y anuncia años de bendición y liberación para los prisioneros”. Esta perspectiva delinea el rostro de la Iglesia en África que, en todos sus componentes, está siempre cerca de los que sufren, para llevar las Buenas Nuevas del amor de Dios. “Desde esta perspectiva emerge la esencia fundamental de la actividad misionera de la Iglesia que consiste en la apertura al otro, a ser tocado por las condiciones de miseria, sufrimiento espiritual, físico y moral de los hombres. La Iglesia en África va a los suburbios, cruza las fronteras, supera los obstáculos climáticos y culturales, ofrece la libertad, la paz y la alegría que solo el Evangelio de Cristo proclamado y vivido con celo puede ofrecer plenamente”. Por último, analizando el aspecto misionero de la Iglesia, el P. Zagore declara: “Una Iglesia que no es misericordiosa no puede ser misionera. Porque la Iglesia es misionera y misericordiosa por naturaleza. No podemos desvincular la misión de la misericordia. La misión y la misericordia son parte esencial del ser de la Iglesia. La misión fundamental de la Iglesia es ser un instrumento de misericordia para la humanidad”, concluye el sacerdote.
Una Pascua de vida y de libertad para un África reconciliada
La Pascua, el misterio central de la fe cristiana, tiene un significado especial y trae buenos augurios para el continente africano: “En esencia, la Pascua es el paso de la muerte a la vida”, indica a Fides el padre Donald Zagore, teólogo marfileño de la Sociedad de Misiones Africanas (SMA), explicando el significado de la inminente Pascua en el continente. “¿Cuántas veces deseamos que nuestra condición de continente marcado por los desastres, la esclavitud, la miseria y la muerte se transforme en vida para que alumbre un continente donde la vida se celebre en lugar de preferir la muerte, donde se escoja el amor y no el odio, la paz y no la guerra? En nuestro continente hay mucha hambre y sed de vida”, continúa el misionero. “Más allá del carácter festivo y de su dimensión litúrgica, la Pascua debe convertirse para África en un estado mental continuo, en una forma de pensar activa, en un canal de acción, en una ética en la que el africano se pueda desarrollar y realizar. La ética de Pascua, -que es una ética que promueve la libertad y la vida en libertad-, debe convertirse en la base sobre la que se construya constantemente la vida cotidiana del hombre africano. Debe convertirse en parte de la herencia sociocultural y espiritual del hombre africano”, señala el padre Zagore. El misionero dice que está convencido de que “para llevar a cabo este proyecto será necesario profundizar en el misterio pascual para encontrar la fuerza, la gracia y los argumentos necesarios. El misterio de la Pascua comienza con el misterio de la Encarnación. Lo que se celebra durante la Encarnación es, ante todo, la reconciliación de lo que antes se oponía: la reconciliación entre Dios y el hombre. Esta es la misma reconciliación que termina en Pascua con el sacrificio extremo de Cristo”. El padre Donald concluye: “África necesita redescubrir esta experiencia divina de reconciliación. El Papa Benedicto XVI, en Africae Munus, -la Exhortación Apostólica postsinodal sobre la Iglesia en África al servicio de la reconciliación, la justicia y la paz-, dice que la misión hoy en África se puede entender solo en términos de reconciliación. El sacrificio de Cristo, que ha reconciliado todo con su sangre, no debe reducirse a una ilusión. Esta es la razón por la que vivir la reconciliación, más que un desafío, es un imperativo para el África que nazca de la Pascua. La vida ofrecida por la ética de reconciliación de la Pascua solo tendrá sentido en una África reconciliada consigo misma y que haga de la reconciliación su razón de ser”.
La mujer es la piedra angular de la Iglesia en África
“Algo que no puede ignorarse, cuando hablamos de la Iglesia africana, es que, si el Espíritu Santo es la fuerza invisible de la Iglesia de África, las mujeres, sin duda, son la fuerza tangible. Las mujeres son más numerosas, más valientes, más dinámicas, más activas y, a veces más competentes. Sin mujeres, nuestras iglesias en África estarían casi vacías, tanto como en términos de presencia y como de fuerza”. Es lo que indica, en conversación con la Agencia Fides, el padre Donald Zagore, de la Sociedad de Misiones Africanas, comentando el recién celebrado Día de la Mujer. “En el imaginario cultural y político de la propia sociedad africana, las mujeres, a pesar de la fuerza vital que representan, son continuamente relegadas a un segundo plano. El poder masculino, incluso en minoría, todavía impone su legendaria supremacía. ¿No ha llegado el momento de mirar más allá e involucrar más a las mujeres en el liderazgo de la Iglesia?”, destaca el sacerdote. El padre Zagore señala que “sin atender al feminismo radical y ateo que ahora es el paladín de una humanidad desnortada y que tiene la intención de abolir las diferencias de género, es necesario invitar a las mujeres a tomar más responsabilidades en la gestión de la vida eclesial. Para alcanzar este nivel es necesario reinventar la teología de la mujer”. Esta reflexión teológica, -sugiere-, “debe encontrar su origen en la primera de la teología mariana. En María, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, está la mujer que lleva a la Iglesia en su vientre con su dinamismo espiritual y material”. Desde otro punto de vista, -continúa el padre Donald-, África tiene como modelo eclesiológico “la Iglesia familia de Dios. Es maná del Cielo enviado para que la mujer esté más comprometida dado que la mujer es el pulmón de la familia en la cultura africana. Sin la mujer la familia se derrumba. La Iglesia de África ganaría muchos abriendo los brazos abiertos a las mujeres”.
Agencia Fides