¿Nos enseña algo el Sínodo de Roma?
¿Tenemos nosotros los Misioneros de África un espíritu “sinodal”?
¿Qué significa para nosotros el espíritu sinodal aquí y ahora?
Lo que estoy escribiendo ahora es lo que me viene a la mente de forma espontánea. Me gustaría saber si alguno de nosotros tiene algunas ideas que puedan ayudar a elaborar y proponer una posible forma de tomar decisiones.
No hace falta afirmar que nos encargamos de evitar las decisiones de unos sin consultar a los demás. No, ese no es el caso. De todos modos, propongo mirar cómo se han hecho y se están haciendo las cosas en Roma en el Sínodo. No sólo sus logros sino también sus defectos.
El Sínodo comenzó hace más de un año. Se pidió a las diócesis que consultaran a los consejos parroquiales sobre los principales temas que se abordarían en la asamblea principal en Roma. Los laicos debían expresar sus preocupaciones y deseos sobre la Iglesia.
Luego hubo un gran encuentro en Roma donde se pidió a los participantes discernir en común después de que cada uno lo hubiera hecho en privado.
Actualmente, se supone que las reacciones a estas conclusiones llegarán a las oficinas diocesanas de todo el mundo. Una vez hecho esto, el Sínodo deberá reunirse nuevamente.
Las deficiencias eran evidentes. La gente de la parroquia, principalmente los países antiguos, no estaba acostumbrada a expresar sus puntos de vista. Los sacerdotes se sintieron marginados y no colaboraron en el ejercicio de la consulta.
Mi sugerencia para nosotros, Misioneros de África, es la siguiente:
Antes de que nuestros Delegados vayan a una reunión del Consejo Provincial o incluso del Consejo del Sector, deben hacer públicos los temas que se abordarán en la reunión Y pedir opiniones a las comunidades. SÓLO entonces, acude a la reunión y comunica a todos las deliberaciones que se estén llevando a cabo. Una vez hecho esto, podrían tomar decisiones provisionales.
Por supuesto, las cuestiones personales quedan fuera de este ejercicio y sólo se abordarán cuestiones principales, como, por ejemplo:
– Apertura o cierre de comunidades.
– Compromisos pastorales
– Venta de propiedades o reparaciones o modificaciones importantes.
– Cuestiones financieras como asignaciones, viajes, compra de coches….
– Jubilación en Residencias, salvo casos urgentes graves… Etcétera.
Contribución a la reflexión de nuestro compañero Julio Feliu