

Ningún documento vaticano había levantado en África tantas ampollas como el reciente “Fiducia Supplicans” (“La Confianza suplicante”) sobre el significado y la práctica de las bendiciones. Y es que en él se acepta que los sacerdotes puedan bendecir, cuando así lo soliciten, a parejas en “situación irregular”, en particular a homosexuales y divorciados. “Aunque la homosexualidad haya existido en África”, escribía Achilleus-Chud Uchegbu en el “The Sun” nigeriano el 28 de diciembre (“Fiducia Supplicans and Traditional African Culture”), “los africanos todavía la consideran detestable, ya que va en contra de las leyes naturales del creador y su mandato al hombre de ir y multiplicarse”. Por ello, el documento vaticano “está poniendo a los sacerdotes del continente en contra de las leyes de sus países, que prohíben el reconocimiento de las relaciones entre personas del mismo sexo. Y las bendiciones no litúrgicas pueden ser vistas como una aprobación de tales relaciones”.
Para los no iniciados en las a veces enredadas discusiones de teología moral, Fiducia Supplicans se presenta como un ejercicio en nadar y guardar la ropa. Se puede bendecir a las personas, pero no la unión pecaminosa entre ellas. Para evitar toda impresión de que se trata de un sacramento o de un “sacramental”, una reunión privada que evite todo contexto litúrgico sería, según el documento, el lugar más adecuado para esas bendiciones, aunque también pueden tener lugar, siempre en privado, con ocasión, por ejemplo, de una peregrinación popular a un santuario.
No es pues de extrañar que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), que redactó el texto de Fiducia Supplicans aprobado por Francisco el 18 de diciembre, se haya sentido obligado a publicar varias notas aclaratorias. En la del 4 de enero, el DDF explica que “es vital que las conferencias episcopales no apoyen una doctrina diferente a la de la declaración firmada por el Papa”; que “la verdadera novedad del documento consiste en la formulación de bendiciones fuera de los contextos litúrgicos”; y que se trata de “bendiciones que duran unos segundos, sin un ritual aprobado y sin un libro de bendiciones”. ¡Bendición bien pobre si tiene que durar tan sólo unos pocos segundos! Con todo, en algunos lugares la recepción de Fiducia Supplicans ha sido muy positiva: “El documento representa la revolución pastoral del Papa Francisco para los católicos homosexuales” (NCR 28 diciembre). “El cardenal Oswald Gracias de Mumbai afirma que el documento del Vaticano es algo natural para la India” (Crux 29 de diciembre). “Los curas irlandeses dan una ‘calurosa bienvenida’ a Fiducia Supplicans” (VN 2 de enero).
Bienvenida, pero no en todas partes: “En Europa del Este, los obispos rechazan la apertura del Vaticano a las bendiciones para parejas del mismo sexo” (NCR 5 de enero). “La bendición de las parejas homosexuales agita el debate” (La Croix 23 de diciembre). “Sacerdotes toledanos promueven una recogida de firmas para que el Papa Francisco anule la bendición a parejas homosexuales” (Europa Press 4 de enero). “Fiducia Supplicans, ¿el principio del cisma?” (infoCatólica 2 de enero). “Cardenal Müller: «La reacción negativa mundial de gran parte del episcopado debería dar en qué pensar a los responsables en Roma»” (Infovaticana 5 de enero. nb: Infovaticana es un medio privado que no tiene nada que ver con Vatican News).
Artículo completo de nuestro compañero J.Ramón Echeverría Mancho: Nadar y guardar la ropa