«La Compañía de Jesús ha sido quizá la mayor ‘obra católica’ de la modernidad»
| X.Pikaza
Introducción.
Tengo un inmenso respeto por Ignacio de Loyola, una gran admiración por la Compañía. Pero, como pude conversar larga y apasionadamente con Ignacio Tellechea (1928-2008), con ocasión de su obra “Sólo y a pie” (1992), aquel papa que no quería aprobar las Constituciones de la Compañía de Jesús tenía al menos tanta razón como Ignacio de Loyola.
La Compañía de Jesús ha sido quizá la mayor “obra católica” de la modernidad; sin ella la Iglesia Católica no sería lo que ha sido desde el siglo XVI hasta el XXI. Pero, en el fondo, a mi juicio (con I. Tellechea), aquel papa tenía más razón que Ignacio.
El tipo de oración de Ignacio (a solas, con un “director” espiritual), y el tipo de autoridad de su Compañía (con un superior por encima, de la «sociedad», que no es comunidad) puede resultar muy eficiente (y lo ha sido), pero no responde al estilo cristiano de Mt 15,18 (donde dos o tres en mi nombre…), ni al del primer “concilio eclesial” (Hch 17: Nos ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros).
Ciertamente, el Papa Bergoglio ha querido llamarse “Francisco”, y ha hecho bien. Pero, a mi juicio, su forma de entender la autoridad y el orden de la Iglesia es más de Ignacio” que Francisco y de Domingo de Guzmán. Éste es, como decía ya I. Tellechea un problema clave de la reforma de la Iglesias.
Conforme a la tradición sinodal de Mateo y Lucas, la autoridad no está fuera (por encima), sino en la misma comunidad (en en dos-o-tres reunidos, en el “nos ha parecido”).
Dejo pendiente el tema para otras reflexiones. Hoy me contento con ofrecer algunas reflexiones sobre Ignacio de Loyola, sobre la importancia de su figura y mensaje, sobre su visión de Jesús y sobre los límites de su forma de entender la obediencia en la iglesia
Me importa mucho Ignacio de Loyola, como puse de relieve en Diccionario (fila 3, 1º izda).