Los brotes de moringa oleífera poseen gran actividad antioxidante y gran contenido de proteínas, fibra, grasas, riboflavina, tiamina, GABA, polifenoles y algunos glucosinolatos individuales
¿Para qué comemos? ¿Comemos por placer, para nutrirnos, o para ambos propósitos? Posiblemente la mayoría de nosotros comemos por placer, sin ser muy conscientes de la verdadera nutrición, la que nos proporciona aquello que es necesario para el funcionamiento normal de nuestro cuerpo: proteínas, carbohidratos, minerales, fibra, grasas, etc.
Todos estos ingredientes los podemos encontrar en los alimentos que ingerimos. Pero es que además, a través de ellos, podemos introducir en nuestro organismo sustancias tales como GABA, tioglicósidos, péptidos, etc. que previenen enfermedades crónicas y devastadoras.
Para lograr ese efecto es importante lograr el equilibrio diario de lo que nos llevamos a la boca.
Originario de Asia y muy conocida en África, el árbol de moringa continúa extendiéndose en Europa y América. Aunque los científicos centran la atención en el consumo de sus hojas, las semillas de esta planta también tienen gran potencial nutracéutico. En algunos países de África, se consumen naturales o tostadas pues tienen una valiosa composición nutricional y un alto contenido en sustancias medicinales.