Este artículo fue escrito antes del cierre de la COP26. Ha confirmado en gran parte mi presuposición. Le faltó a los representes de la Tierra osadía para, efectivamente, evitar los cambios climáticos trágicos hasta el 2030. La propuesta de “la eliminación gradual” de uso del carbón, bajo la presión especialmente de India se puso “diminución gradual”, es decir, sigue su utilización con fuerte emisión de CO2.
Fue una cobardía de los países ricos de proponer la creación de un fondo para reparar los daños en los países pobres, amenazados por los climas cambiados. Además ninguna decisión es vinculante, lo que permite que países como Brasil entre otros poco o nada hacen para minorar la emisión de gases de efecto invernadero.
Todo se quedó muy vago en función de se conseguir un consenso mínimo entre los 197 pai
íses ahí representados. El problema es global y grave y demanda urgencia y un consenso adecuado al rededor de situaciones-limite frente a las cuales no nos es concedido esperar.
Con el deshielo de los cascos polares y del permafrost, el metano liberado, 80 veces más dañino que el CO2, ha agravado fuertemente los trastornos climáticos al sumarse a los otros gases de efecto invernadero: el CO2, el ozono (O3) y el óxido nitroso (N2O). Por tanto, no estamos yendo al encuentro del calentamiento climático. Estamos inmersos en él. El Acuerdo de París de 2015 sobre la reducción de los gases de efecto invernadero que daba alguna esperanza, no fue cumplido. Al contrario, la emisión creció un 60%. China es el mayor emisor con un 30,3%, seguida de Estados Unidos con 14,4, y los europeos con un 6,8%. El deterioro fue generalizado.
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