Epidemias y pandemias han marcado la historia africana. La COVID-19 llega al continente solapándose con otras enfermedades endémicas, serias deficiencias médicas y objetivos aún no conseguidos en acceso al agua y saneamiento. La población africana conoce bien el poder que tiene el espíritu comunitario. Es su más poderosa arma en la lucha contra la pandemia de la que todos podemos aprender.
La pirámide demográfica en países africanos presenta una población mucho menos envejecida que la de los países desarrollados. Esto apunta a que algunos epidemiólogos lo consideren un factor tendente a reducir la mortalidad por la COVID-19 atendiendo a las estadísticas mundiales que se han generado hasta ahora. Ocurrió con el coronavirus del SARS, en 2002-2003, y la gripe H1N1, en 2009. Sin embargo, al igual que en otras enfermedades, la vulnerabilidad del sistema inmunitario de los africanos más pobres, debilitado por la malnutrición, y la simultaneidad con otras enfermedades endémicas, amenazan en sentido contrario.
Para seguir leyendo: https://www.iagua.es/noticias/fundacion-we-are-water/resiliencia-comunitaria-esperanza-africa