Al oeste de Chad, cerca de la mitad de los niños sufre retraso en el crecimiento y nunca alcanzará su plena altura. Podría parecer que sencillamente son más menudos, pero en realidad están malnutridos. Una sólo se da cuenta cuando conoce su edad. Es fácil que un niño desnutrido pase desapercibido en esta región. Los pueblos son pequeños, apenas existen centros de salud y no hay carreteras. Me pregunto cómo Abakar, el conductor que me acompaña, se orienta a través del desierto. Para no quedarnos varados en la arena, da volantazos violentos a izquierda y derecha.
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