Desde hacia unos meses, formaba parte de la Comunidad de La Liebre 25.
A veces, de una manera humorista, decía que «lo único que marchaba en él era el riñón trasplantado, y que… no era suyo». Es lo que le ha marchado casi hasta el final.
Que guste de la Paz del que fue siempre su Amigo y Guía, Jesucristo. Y que descanse de su larga pasión en los brazos misericordiosos del Padre, que da la Vida plena.