Carmelita argentino y asesor principal del Movimiento Laudato si’, forma parte de la Delegación de la Santa Sede en la COP28
“El negacionismo climático no tiene un sustento científico ni empírico. Es más un deseo que la realidad misma y lo que esta nos dice”
PREGUNTA.- Después del histórico Acuerdo de París, suscrito en la Cumbre del Clima de 2015, casi todos reconocen que no se ha implementado la reducción de los gases contaminantes. ¿Se puede esperar de la COP28 de Dubái que sea el necesario aldabonazo que cambie el rumbo?
RESPUESTA.- El Acuerdo de París de 2015 implicó, ciertamente, un reconocimiento del problema, aceptándose que existe un cambio climático de origen humano, debido a las emisiones de gases de efecto invernadero, siendo entre ellos el más importante el dióxido de carbono por la quema de combustibles fósiles. Por primera vez, se escuchó a la ciencia. Ese fue el gran logro.
El problema es que pasaron los años y todos esos compromisos concretos no se fueron implementando. Especialmente los relativos a la mitigación, que tiene que ver con la captura y almacenamiento de CO2 en forma tecnológica o natural, con la reforestación o la reducción drástica del uso o el consumo de los combustibles fósiles.
Lamentablemente, nada de eso se hizo. El año pasado se logró un compromiso para la creación de un fondo de pérdidas y daños para los países que están sufriendo las consecuencias del cambio climático. Con lo cual, hay mucho por hacer, especialmente ante el gran ‘elefante blanco’, que sigue siendo la decisión de qué hacer con los combustibles fósiles. La Unión Europea sí está dando pasos y, en esta cumbre, como en la del año pasado, se están proponiendo compromisos concretos para su eliminación y la transición hacia energías alternativas no renovables.
Ese es el mayor avance que se ha producido en este tiempo. Algo importante, pues la evidencia científica nos advierte de que los plazos se están acortando. Para llegar al cumplimiento del Acuerdo de París, deberíamos reducir en más del 45% las emisiones de CO2 en 2030 y en más del 80%
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P.- Bergoglio, con Laudato si’ y Laudate Deum, deja un significativo magisterio en clave ecológica. Además, en innumerables encuentros de todo tipo clama que estamos acercándonos a “un punto de no retorno” para el planeta… ¿Por qué cuesta tanto que, además de los dirigentes del mundo, este discurso cale en millones de personas (muchas son católicas) que creen que el cambio climático es poco menos que un bulo?
R.- La ciencia lleva hablando del cambio climático desde hace varias décadas… De hecho, ello motivó que, a partir de Río de Janeiro, en 1992, con la Cumbre de la Tierra, se decidiera crear esta figura de los encuentros climáticos de la ONU. En realidad, la conciencia del problema del cambio climático de origen humano está latente, a nivel teórico, desde los años 30. Se fue consolidando y ya en los 80 era una evidencia científica. Estos 40 años no han hecho otra cosa que corroborar la teoría científica, que es la mejor a la hora de poder conocer el comportamiento del clima actual del planeta.
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