Es muy probable que nunca hayamos vivido un año tan sumamente extraño, complejo y duro como el que acabamos de dejar atrás: 2020 ha estado marcado por el sello de una pandemia que ha dado un vuelco a nuestra existencia. No me refiero únicamente al ingente número de vidas que, día a día, como en una constante y mortal hemorragia, han ido y van perdiéndose por esta enfermedad. Tampoco apunto solo a la crisis política, económica y social que ya estamos sufriendo, y cuyas dimensiones y duración no llegamos siquiera a vislumbrar. Todos, quien más y quien menos, nos hemos visto envueltos en unas circunstancias que nos han obligado a replantearnos la existencia, a reajustar la cotidianidad y a concebir como “normalidad” una serie de costumbres y modos de relación que no lo son en absoluto.
Del mismo modo que ninguno sospechábamos el giro que iban a tomar los acontecimientos durante el año recién terminado, tampoco sabemos qué nos deparará el que estamos estrenando en estos días. No es extraño percibir en nuestro interior cierto recelo ante un 2021 casi por inaugurar. Por más que el listón de estos pasados meses haya quedado tan bajo que resulte muy fácil superarlo, el nuevo año se asoma a nuestra existencia bajo el signo de la sospecha. Pues si algo hemos aprendido durante esta pandemia es que todo puede cambiar de un momento a otro y sin previo aviso, torciéndose de forma imprevisible.
Para seguir leyendo: https://www.vidanuevadigital.com/pliego/decalogo-para-acoger-el-nuevo-ano-2021/