4 febrero 2021 20:08 CET
Todos sabemos que el grueso de nuestra alimentación depende en último término de unas pocas especies de plantas agrícolas: el maíz, el trigo, las legumbres, los árboles frutales y las plantas hortícolas, entre otras. En total, unos pocos centenares de especies. Pero ¿de dónde vienen y cómo han llegado a ser plantas agrícolas?
Todas ellas proceden de un progenitor silvestre, de un matojo de los que nos encontramos cuando paseamos por el campo. Por ejemplo, el maíz desciende de poblaciones naturales de la especie Zea mays ssp. parviglumis (teosinte de Balsas), que habita claros de bosque y sitios abiertos en la cuenca del río Balsas, en México central.
La cebada, por poner un ejemplo más cercano, proviene de la especie silvestre Hordeum spontaneum (cebada silvestre). Esta es prima hermana de otros Hordeum que proliferan en los bordes de los caminos y campos de nuestro país, cuyas pinchudas espigas nos lanzábamos unos a otros de pequeños.