16 diciembre 2020 22:00 CET
Vivimos una época incierta, pero “no nos toca a nosotros decidir qué tiempo vivir, solo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado”, como dijo un sabio de la Tierra Media.
Un siglo después de la gripe española, estamos mejor preparados frente a una pandemia, pero no hemos podido evitar miles de muertes. Nos encontramos ante un constante aumento de los contagios que amenaza con colapsar nuestro sistema sanitario y frente a una economía en recesión.
Parecería sensato identificar a aquellos afortunados que ya no se encuentran en riesgo de ser infectados y concederles además un “pasaporte covid”. Podríamos además otorgarles ciertos privilegios, facilitar su movilidad o permitirles desempeñar trabajos con un mayor riesgo de exposición al virus.
Así lo expresó James Cleverly, ministro de Asuntos Exteriores británico: con este tipo de pasaporte “se pretende desbloquear la vida de las personas, desbloquear la economía, asegurarnos de proteger vidas y proteger los medios de vida”.
Pero estas palabras fueron matizadas por el secretario de Salud, Matt Hancock, quien ha negado que en Reino Unido vaya a existir dicho “pasaporte de inmunidad”.