Cada día tomas decisiones, desde que abres los ojos hasta que decides irte a la cama. Incluso cuando no quieres decidir algo, en realidad estás decidiendo.
Cuando tienes que tomar una decisión, intentas tomar la mejor posible, pero esto puede generarte cierta ansiedad y dudas. Sin embargo, San Ignacio de Loyola deja los siguientes consejos, para que después de seguir estos sencillos pasos todos puedan saber qué decisión tomar.
Una persona no puede tomar decisiones sabias cuando está abrumada por emociones fuertes. Cuando esté emocionalmente desequilibrado, se sienta triste o confundido, no tome decisiones impulsivamente. Las decisiones que se toman en estos momentos siempre son malas, porque las emociones son de naturaleza pasajera y cambiante. Espera hasta encontrar la calma interior y ver la situación de forma más racional. Las buenas decisiones maduran con calma y paciencia.
Piensa en los pros y los contras de la decisión que estás a punto de tomar y escríbelos en una hoja de papel. De esta forma verás claramente cuál de las posibles opciones predomina más, y esto te permitirá tener una visión más realista y objetiva de los posibles escenarios.
Según San Ignacio, la santa indiferencia es una forma de desprenderse de una elección que hay que hacer, provisionalmente, para que el Espíritu Santo pueda soplar y orientarnos hacia la mejor decisión. La santa indiferencia consiste en no aferrarse a una opción sobre otra y dejar que la voluntad de Dios surja dentro de uno mismo. Cuando renuncias a tu propia voluntad, el deseo que queda en el corazón coincide con la voluntad de Dios.