El 1 de enero entró en funcionamiento el Área Continental de Libre Comercio (AfCFTA), una iniciativa «destinada a cambiar radicalmente la suerte económica» de África que, de entrada, se ha encontrado con un inesperado obstáculo: la pandemia del coronavirus.
Cuando este proyecto para formar un mercado común africano empezó a cuajar, en marzo de 2018, nadie esperaba que, dos años después, un virus procedente de Asia, en la mayoría de los casos vía Europa, provocaría una pandemia que iba a frenar bruscamente la actividad económica mundial. Pese a que todavía hoy África es la región habitada del planeta menos afectada por el covid-19, el continente no ha escapado a los efectos de la crisis económica global.
En esta nueva encrucijada, algunos expertos se aferran a la idea de que esta puede ser la oportunidad para encontrar una vía de desarrollo distinta para las economías africanas, mientras que otros advierten de que la pandemia puede contribuir a asfixiar a los países más frágiles y más endeudados.
El tratado –que ha sido firmado por 54 de los 55 Estados africanos; Eritrea es el único que no lo ha hecho aunque ya ha solicitado su adhesión– aspira a establecer la mayor área sin trabas comerciales desde la fundación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995, con un mercado de más de 1.200 millones de personas –que se prevé aumente hasta 2.500 millones para 2050– y un PIB conjunto de unos 3,4 billones de dólares (2,79 millones de euros). «El Área de Libre Comercio Continental Africana cambiará fundamentalmente la suerte económica de nuestro continente», afirmó el 1 de enero el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, que está al frente de la Unión Africana (UA).
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