África del Norte: Obispos defienden la causa de los migrantes

La Conferencia Episcopal de la Región de África del Norte (CERNA) celebró su reunión anual del 2 al 5 de febrero de 2017 en Keur Moussa (Senegal). En un comunicado emitido al final de la reunión, los obispos argumentaron el caso de los migrantes que «no es principalmente una cuestión política, sino personas.» Haciendo hincapié en «la soledad y el sufrimiento interno de la gran cantidad de ellos,» aseguraron que la bienvenida es «una prioridad en el nombre del Evangelio.»

La reunión, que fue precedida por un tiempo de retiro espiritual cinco días organizado por el cardenal Théodore-Adrien Sarr, reunió a obispos y vicarios generales de Argelia, Túnez y Marruecos, y el Prefecto Apostólico de El Aaiún-Sahara. Durante su estancia, los miembros de la CERNA fueron recibidos por el Presidente de la República de Senegal, Macky Sall.

La próxima reunión de la CERNA se llevará a cabo del 19 al 22 de noviembre de 2017 Túnez (Túnez).

Comunicado Final de la CERNA

Nuestra Conferencia había escrito hace dos años una carta pastoral titulada “Siervos de la Esperanza, la Iglesia Católica en el Magreb hoy”  (1 de diciembre de 2014) la cual se presentó al Santo Padre y sus colaboradores durante la visita ad limina de marzo de 2015. El año pasado, en marzo de 2016 en Tánger, la CERNA había trabajado especialmente en la dimensión africana de nuestras iglesias. Este año 2017, hemos podido conocer un poco mejor uno de los países al sur del Sahara, del cual son originarios muchos de nuestros fieles.

Durante nuestra estancia, la visita a la isla de Gorée nos afectó profundamente. Se nos recordó que, desde esta costa del Atlántico, fueron deportados a América, por los pueblos de Europa, cerca de veinte millones de africanos. Esta cifra puede multiplicarse por 5 o 6 para tener en cuenta el número total de víctimas de la trata transatlántica de esclavos. Esto nos recordó otro drama humano que se vive hoy en día: el de la inmigración en Europa. Estamos en el norte de África, en el corazón del espacio donde vive se el drama de la vida y la muerte para muchos migrantes. Estos migrantes no son principalmente una cuestión política, sino personas. Nuestras comunidades cristianas hacen de la bienvenida a estas personas una prioridad en el nombre del Evangelio con aquellos que quieren rezar con nosotros, acompañando y apoyando principalmente los enfermos, las mujeres solas o con niños en la primera infancia, menores de edad acompañados, los que están en la cárcel y no tienen a nadie para visitarlos. Hacemos hincapié en la necesidad inmensa de los migrantes de ser escuchados. En particular, nos sentimos desafiados por la soledad y el sufrimiento interior de gran cantidad de ellos. Agradecemos a nuestras organizaciones de Caritas, a las parroquias y comunidades, y a todas las personas, independientemente de su nacionalidad y de su confesión religiosa, que se enfrentan a la que es una de las mayores tragedias de nuestro nuevo siglo. Confiamos en que tanto los pueblos como las iglesias tomarán conciencia de esto y apoyarán a sus líderes en la búsqueda de formas más dignas y justas para hacer frente a este desafío.

Durante nuestro tiempo de retiro y de reunión, nos recibieron muy fraternalmente en la comunidad benedictina de Keur Moussa, en donde compartimos la oración diaria. El dinamismo de esta comunidad, a imagen de la vitalidad espiritual y vocacional del continente, en particular, nos ha recordado el apoyo a nuestras iglesias proporcionado por los voluntarios laicos, sacerdotes Fidei Donum, religiosos y religiosas en el África subsahariana. A menudo son éstos los  que han tomado, junto con otros venidos del mundo entero, el relevo de los europeos que hoy en día son menos numerosos.Necesitamos que otros se unan a nosotros, tanto para acompañar a los estudiantes o inmigrantes subsaharianos muy presentes en nuestras comunidades cristianas como para compartir lo que vivimos en los pueblos musulmanes del Magreb. Queríamos también reflexionar en las maneras en que podamos ayudar a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas que se unen a nosotros, para ofrecer una mejor preparación y sobre todo, un mejor acompañamiento en los primeros años de servicio, para que puedan vivir con gusto, alegría y fructíferamente el ministerio sacerdotal o la vida religiosa en los países e iglesias tan diferentes a las que han experimentado en sus contextos originales.

El encuentro con los musulmanes es un desafío para toda África y aún más allá. Hemos sido testigos, aquí en Senegal,  de una convivencia entre musulmanes y cristianos en el mismo seno de las familias. Tuvimos la oportunidad de visitar a los líderes de la hermandad sufí que tiene sus raíces en nuestros países del Magreb, y fuimos testigos la cercanía de los responsables con el obispo y la Iglesia local.

Nuestros pueblos y nuestras iglesias conocen, en grados diversos, tiempos difíciles: la violencia todavía habla aquí y allá, las perspectivas políticas y económicas son inciertas, bloqueos y restricciones pueden debilitar las personas y las comunidades. Nosotros tratamos de mirar estos problemas de manera clara y enfrentarlos con ánimo sin dejar que éstos oscurezcan nuestro horizonte. Mantenemos los ojos en Jesucristo, Señor del tiempo y de la historia, atentos a los signos de la Esperanza de quien seguimos siendo los sirvientes. El resplandor evangélico no se mide en el peso numérico de nuestras comunidades cristianas sino en la calidad de su participación en la sociedad. Creemos que esta es una gracia que se nos da para ser iglesias modestas. El servicio, especialmente a los más débiles, es lo que contribuye a la marcha de los pueblos hacia una mayor justicia y la paz.

Obispo Paul Desfarges, presidente de la CERNA

y vicarios generales y obispos de la Conferencia Episcopal de África del Norte

Fuente: Zenit