El Papa vuelve a trazar una ‘geografía de la paz’ en su mensaje
Israel, Palestina, Yemen, Líbano, Ucrania, Azerbayán, Armenia, Sahel, el Cuerno de África y Sudán, como también a Camerún, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur, las dos Coreas… el Papa volvió a trazar, en su discurso previo a la bendición Urbi et Orbi, una ‘geografía de la paz’ en medio «de las tinieblas de la tierra», seguido por más de 70.000 personas en una plaza abarrotada, y por millones de fieles en todo el mundo.
En uno de sus discursos más antimilitaristas que se le recuerdan, el Pontífice recuerda que «desde el pesebre, el Niño nos pide que seamos voz de los que no tienen voz: voz de los inocentes, muertos por falta de agua y de pan; voz de los que no logran encontrar trabajo o lo han perdido; voz de los que se ven obligados a huir de la propia patria en busca de un futuro mejor, arriesgando la vida en viajes extenuantes y a merced de traficantes sin escrúpulos».
Porque «decir “sí” al Príncipe de la paz significa decir “no” a la guerra, a toda guerra, a la misma lógica de la guerra, un viaje sin meta, una derrota sin vencedores, una locura sin excusas. Pero para decir “no” a la guerra es necesario decir “no” a las armas», clamó Francisco, quien se convirtió en «voz de los sin voz» para sostener que «la gente, que no quiere armas sino pan, que le cuesta seguir adelante y pide paz, ignora cuántos fondos públicos se destinan a los armamentos. ¡Y, sin embargo, deberían saberlo! Que se hable sobre esto, que se escriba sobre esto, para que se conozcan los intereses y los beneficios que mueven los hilos de las guerras«.