La sede del Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamanza (MFDC) en Ziguinchor es deprimente. La pintura roja, verde y amarilla de la bandera de su nación soñada se desgasta torpedeada por las lluvias después de tantos años sin que se le pase ninguna brocha encima. Las gallinas picotean el suelo en busca de gusanillos que se hayan perdido en el patio de arena y aquí y allá se entrevé las frases que guían su lucha: “Justicia en la verdad”. “Aquí está tu fundamento”. “Un pueblo, una visión, un destino”. Son las frases que lleva repitiendo uno de los movimientos independentistas más longevos de África, persistentes a su manera pese a las tormentas y calcadas en la memoria de los ancianos con más rigor que en las paredes.
Encontrar las raíces del movimiento independentista de Casamanza, al sur de Senegal, no es tarea fácil. Los viejos líderes especifican que las primeras reivindicaciones ocurrieron en 1914, cuando la región todavía pertenecía al dominio colonial francés, mientras que existen discrepancias en cuanto al nacimiento del MFDC. Unos indican que se originó como partido político en 1947 de la mano de diversos líderes de Casamanza; otros que fue en 1982, momento en que el movimiento independentista adquirió un aspecto formal a los ojos del mundo y el MFDC inició su campaña a favor de la secesión de Senegal.
Una reunión con algunos de sus líderes en un despacho de la sede regional de Ziguinchor, una habitación polvorienta, con el aire húmedo, sepultado por montones de libros y cachivaches, se transforma rápidamente en una confusión de fechas y nombres de víctimas que dieron su vida por la patria soñada.
Se habla de los muertos en las protestas de 1983 y de un joven llamado Victor, un referente local que fue asesinado en 1948. Se discute sobre el enfrentamiento con Senegal, percibiéndose entre los reunidos una actitud de rechazo a la hora de valorar a Léopold Senghor, poeta y expresidente senegalés considerado como un referente panafricano por muchos en el continente. Para ellos era un mentiroso. “Léopold Senghor nos engañó, eso fue lo que hizo. Cuando llegó el momento de firmar la independencia de Senegal, no contó con nosotros, ni nos preguntó, nos prometió que negociaríamos pero firmó sin nosotros”. A continuación hablan de un misterioso viaje a París hecho por Senghor y deletrean un enjambre de fechas que se pierden en la historia de este movimiento, que apenas recuerdan los ancianos.
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