19 diciembre 2021 13:41 CET
Ómicron suena a apocalipsis. La OMS decidió nombrar a las distintas variantes siguiendo el alfabeto griego: Alfa: B.1.1.7; Beta: B.1.351; Gamma: P.1; Delta: B.1.617.2; Epsilon: B.1.427/B.1.429; Zeta: P.2; Eta: B.1.525; Theta: P.3; Lota: B.1.526; Kappa: B.1.617.1; Lambda: C.37; Mu: B.1.621.
La siguiente en la lista tenía que ser Nu, pero como sonaba a New (nuevo) decidieron pasar a la siguiente, Xi. Pero resulta que el presidente chino se llama Xi JinPing y mejor no tocarle las narices. La siguiente letra del alfabeto era Ómicron. Por eso, la nueva variante B.1.1.529 se llama Ómicron. Y con Ómicron llegó el caos.
En momentos de fatiga pandémica generalizada es fundamental recordar que el miedo en la comunicación no suele funcionar. Lo hemos comprobado con el cambio climático: los mensajes catastrofistas acaban aburriendo y mucha gente desconecta, como en el cuento infantil de Pedro y el lobo.
De nuevo, con Ómicron es el momento del rigor, la transparencia (decir lo que se sabe y lo que no se sabe) y, sobre todo, de proponer soluciones.