«El tiempo de Isabel se cumplió, y dio a luz un hijo. Juan es su nombre. Y el pueblo dijo: ¿Qué será este niño? Porque la mano de Dios está sobre él».
¿No está escrito: «El mayor don es que seamos hijos de Dios, y que él engendre a su Hijo en nosotros»?
El alma que desea ser hijo de Dios no debe engendrar en ella otra cosa que el mismo Hijo de Dios.
El deseo más noble de Dios es engendrar; y no puede estar satisfecho hasta que no engendre a su Hijo en nosotros. ¿Cómo puede el alma estar satisfecha por su parte si el Hijo de Dios no nace en ella?
Es entonces cuando brota la gracia, derramada por Dios… Cuando se cumplió el tiempo, nació Juan, «don de Dios».
¿Cuándo se cumple el tiempo? Cuando ya no hay tiempo… para el que ha puesto, en el tiempo, su corazón en lo que es eterno, esa es la plenitud del tiempo. (Cristo está formado en él).
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