Por Carmen Menéndez • última actualización: 24/05/2021 – 09:45
Enterrado en una tumba sin nombre, con las oraciones de un puñado de desconocidos. Así ha sido el funeral de un adolescente en el cementerio musulmán de Ceuta, uno de los tres fallecidos la semana pasada cuando intentaban cruzar desde Marruecos la frontera a nado para llegar al enclave español.
De las alrededor de 9 000 personas que entraron de esa manera en Ceuta, Marruecos ya ha aceptado la devolución de unas 7 500, incluidos numerosos menores, cuyos padres acreditaron desde el otro lado que eran sus progenitores.
Sin embargo, aún quedan cientos de niños y adolescentes solos en la ciudad autónoma. Alrededor de 450 esperan en módulos prefabricados y un polideportivo a que las autoridades encuentren a sus padres o decidan sobre su futuro.
«Se está trabajando incansablemente, hasta la extenuación, para poder tener la afiliación de esos niños, los datos necesarios y la confirmación de sus progenitores para poder realizar esa vuelta a casa de esos menores», explica Mabel Deu, vicepresidenta primera de la ciudad de Ceuta.