«Está llamado a implementar en Madrid la misma revolución de Francisco»
Cambio de ciclo en la archidiócesis de Madrid. Tras los pontificados de los cardenales Rouco y Osoro, llega a la capital de España José Cobo (Sabiote, Jaén, 1965) que, con sus 57 años, se convierte en uno de los arzobispos más jóvenes de los 12 obispos y arzobispos de toda la historia de la archidiócesis y en el segundo que pertenece al clero madrileño, junto a Casimiro Morcillo, nacido en Chozas de la Sierra (hoy Soto del Real). ¿Cuáles son los retos principales a los que tendrá que hacer frente a lo largo de un pontificado destinado a durar unos 20 años?
Hasta ahora, Madrid (seguida de Barcelona) era el culmen del escalafón eclesiástico patrio. Estaba, pues, destinada a ser ocupada por un arzobispo con experiencia contrastada y méritos pastorales consolidados. Francisco, el sepulturero del carrerismo y del clericalismo, rompe la espina dorsal de las tradiciones clericales y nombra para la diócesis más importante del país a un ‘simple’ obispo auxiliar. Y, además, del clero secular madrileño.
“Nadie es profeta en su tierra”. Lo dice Jesús en el Evangelio y, quizás, por eso, la Iglesia no suele nombrar obispos de la misma diócesis que van a regir (sólo recuerdo en España el caso del obispo de Murcia, José Manuel Lorca) ni siquiera párrocos del mismo pueblo donde han nacido.
Es cierto que monseñor Cobo no nació en Madrid, sino en Sabiote (Jaén), pero cursó todos sus estudios eclesiásticos en Madrid, donde se ordenó sacerdote y, por lo tanto, forma parte del presbiterio de Madrid a todos los efectos. Para lo bueno y para lo malo.