Publicado el 21 enero, 2020
Muchos compatriotas, acostumbrados a pensar a corto plazo, creen que la enésima coalición entre el «ejército congoleño infiltrado» y «los ejércitos» de los países vecinos para luchar contra «los terroristas» en el este de nuestro país es un novedad. Pero no lo es.
Los procesos de elecciones corruptas, los de «diálogos» iniciados desde el comienzo de la guerra de depredación y de baja intensidad contra la RDC por «los mundialistas» que tienen subcontratados «ejércitos» de países vecinos, los de mezcla y mestizaje, han facilitado la incursión por parte de varios elementos externos en el país y lo que quedaba de sus instituciones, debilitándolo. A partir de ahora, el proceso de balcanización y de implosión del país continúa (también) desde dentro. La guerra perpetua de los «mundialistas» continúa. El país sigue bajo la supervisión de la ONU. Es grave: tenemos ojos y no vemos.
Pensar a largo plazo
Muchos compatriotas, acostumbrados a pensar a corto plazo, creen que la enésima coalición entre el «ejército congoleño infiltrado» y «los ejércitos» de los países vecinos para luchar contra «los terroristas» en el este de nuestro país es una novedad. Pero no lo es. Pensar a largo plazo nos habría permitido comprender que la guerra por despoblar las tierras congoleñas, por expulsar a nuestras poblaciones, por desorientarlas y desestabilizarlas, tiene sus pequeños momentos de tregua en su forma más «dura», pero que continúa su curso de otras maneras: la «suave» y la «inteligente».
Pensar a largo plazo podría habernos ayudado a entender que el «terrorismo» es una creación de «mundialistas» decididos a destruir los países para transformar el mundo en un inmenso mercado no regulado. Estos «mundialistas», detrás de la caza de «pueblos soberanos» y «potencias soberanistas» (e incluso «populistas»), tienen a África en el punto de mira. Le dicen a cualquiera que les escuche que «África es su futuro».
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