ACRA – La guerra de Tigré, una región en el norte de Etiopía, ha traído consigo violencia sexual y de género contra las mujeres, en un impacto que genera poca preocupación en las instancias internacionales, dentro del conflicto armado que desde fines de 2020 enfrenta a las autoridades nacionales con las regionales y sus respectivas fuerzas de apoyo.
Así se evidenció el año pasado, cuando la investigadora, experta en género y cofundadora del Movimiento Amarillo de la Universidad de Adís Abeba, Hilina Berhanu Degefa, participó en el debate abierto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre Violencia Sexual en los Conflictos y detalló los problemas a los que se enfrentaban en ese aspecto las mujeres tigrianas durante la guerra interna.
Degefa puso un ejemplo entonces de esa realidad al contar que «cuando empezó la guerra, Blen, una camarera de 21 años de Badme, junto con otras 30 mujeres tigriñas, fue retenida contra su voluntad y sometida a esclavitud sexual, hambre y violación en grupo por un grupo de soldados eritreos y etíopes que se turnaban con ella».
«Documenté muchas otras historias como la de Blen durante múltiples visitas a la región de Tigré antes de junio de 2021. La violencia sexual se utilizó para aterrorizar a las comunidades y crear camaradería entre las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía, las fuerzas aliadas de las Fuerzas de Defensa de Eritrea, la milicia de la región de Amhara y las fuerzas especiales a través de la experiencia compartida de explotar los cuerpos de las mujeres”, aseguró la activista.
El conflicto entre la región de Tigré y el gobierno federal de Adís Abeba, la capital del país, escaló cuando la disputa hizo surgir un grupo rebelde regional, mientras los militares etíopes recibieron el apoyo de fuerzas de la vecina Eritrea y también de otra región interna especial: Amhara.
Degefa subrayó que «la coherencia de los relatos de las víctimas demuestra que estos crímenes se cometieron con cierto grado de organización, planificación e intención de deshumanizar a las personas y las comunidades».
Ahora, un nuevo estudio ha confirmado que 99 % de las supervivientes de violencia sexual y de género durante el conflicto no han recibido atención médica o psicológica porque la mayoría de los centros sanitarios fueron destruidos y saqueados.
Por ello, los autores del informe han sugerido la creación urgente de un centro para supervivientes con servicios médicos y psicológicos, junto con un apoyo sostenido de la comunidad, para reducir el impacto de por vida en la suerte conductual, emocional, sexual, social y económica de las víctimas.