Marc Salat Paisal, Universitat de Lleida/ 1 junio 2023 18:47 CEST
Los delitos de trata de seres humanos van más allá de la llamada “trata de blancas”. También lo son aquellos en que el traficante explota laboralmente a la víctima, le obliga a contraer matrimonio con otra o le empuja a cometer un delito.
La trata de seres humanos es un problema real que afecta a un importante número de personas. Esto sucede tanto en países con niveles de pobreza altos como, sobre todo, en los países más desarrollados. El fenómeno podría ser descrito como el proceso a través del cual una persona termina siendo explotada. Algunos autores, de hecho, hablan de la trata de seres humanos como un proceso de cosificación de la persona o como “la esclavitud del siglo XXI”.
Las formas en que puede anularse la voluntad de la víctima son definidas en la normativa internacional. Entre ellas, se incluye el uso de la violencia, la intimidación o el engaño. No obstante, en la práctica, en 9 de cada 10 casos el medio utilizado para doblegar la voluntad de la víctima es el engaño.
Lo cierto es que, cuando hablamos de este delito, la sociedad suele relacionarlo con lo que popularmente se conoce como “trata de blancas”. Es decir, la trata de personas para su explotación sexual.
En este sentido, es habitual que la prensa publique informaciones sobre la detención de una o más personas por explotar sexualmente a víctimas (casi siempre mujeres) contra su voluntad. Solo hace falta hacer una búsqueda en Google noticias para darse cuenta que raramente se publican casos de trata distintos a los relacionados con la prostitución.