Desde el siglo XVI, los habitantes de Canarias han excavado galerías que perforan el interior de sus volcanes en busca de recursos hídricos.
En los archipiélagos volcánicos la mayor parte de los recursos hídricos provienen de las aguas subterráneas y Canarias no es diferente. Al tratarse de islas, la limitación geográfica para buscar agua es evidente. Por eso, conocer la cantidad y la calidad de las aguas que se almacenan en el subsuelo se hace vital para garantizar el abastecimiento de la población e impulsar su desarrollo económico.
La heterogeneidad de la geología de estas islas, en las que los materiales volcánicos presentan geometrías complejas y rápidos cambios laterales de litologías, además de permeabilidades muy variadas, hace que muchas veces la falta de datos del subsuelo en las zonas alejadas de la costa dificulte enormemente la cuantificación del recurso hídrico subterráneo.
Sin embargo, las Canarias presentan la singularidad de que desde el siglo XVI, y gracias al importante relieve de casi todas sus islas, sus habitantes han excavado galerías que perforan el interior de sus volcanes en una búsqueda necesaria por alcanzar este preciado tesoro que se almacena en los materiales volcánicos.