¿Cómo se enseña Historia en la escuela? La realidad es que la asignatura se centra poco más que en fechas, gestas, nombres de batallas y de reyes, que enseña a ser patriotas, en vez de formar ciudadanos críticos.
La Historia es una asignatura que a menudo se pone en el centro de debates políticos e identitarios. Sin embargo, a pesar de las numerosas reformas educativas acaecidas en España, cambia la ley, pero los contenidos que recogen los sucesivos decretos se repiten de forma casi inalterable.
Este carácter de mantra alude a unas raíces profundas, difíciles de extirpar. Y no cabe solo atribuirlas a la contumacia de legisladores, sino a las inercias docentes.
La Historia, aunque hayan evolucionado los recursos didácticos y los formatos, se sigue impartiendo, en esencia casi igual que hace dos siglos. Nació, a la vez que la escuela pública, en el siglo XIX, cuando los Estados-nación modernos emergían y necesitaban consolidarse.
Así pues, formaban a patriotas que tenían que conocer los principales acontecimientos de su pasado común. Era un discurso legitimador del poder dominante, emanado de la historiografía positivista y liberal.