Hoy, 6 de julio, el Paseo de la Castellana de Madrid verá desfilar a más de 500 representantes públicos y privados en la primera Cumbre de Cooperación África-España. A ella se espera que lleguen jefes de Estados y ministros de Exteriores, aunque todavía sin confirmar la presencia de estos, junto con empresarios y asociaciones. El objetivo, explorar “alianzas win-win” para ambos durante tres días.
El evento no ha sido directamente organizado por el gobierno español, sino por una empresa privada, pero sí es la primera cumbre entre España y África y hace que el país se sume a la fiebre de conferencias bilaterales de terceros países con el continente en la última década. Una semana después, Estados Unidos celebrará el U.S.-Africa Business Summit en Gaborone, Botsuana, tan solo meses después de celebrar en diciembre el U.S.-Africa Leaders Summit en Washington. Cuando se acabe en Botsuana, muchos delegados irán a San Petersburgo a la Cumbre Rusia-África a finales de julio de 2023.
Cada vez hay más cumbres bilaterales con África, aunque estas existen desde hace décadas. Japón celebró su Conferencia Internacional de Tokio sobre Desarrollo Africano (TICAD) en 1993 y en el año 2000, China ya celebró la primera cumbre ministerial del Foro de Cooperación China-África (FOCAC), un referente en los últimos años. Recientemente, han renovado sus perspectivas con nuevas cumbres de países tradicionales como Francia y Reino Unido, pero también otros de menor nivel como Turquía o India, así como de organizaciones regionales como la Unión Europea o la Liga Árabe, que planea realizar una en Arabia Saudí en diciembre de 2023.
Las preguntas son: ¿por qué esta locura por tanta cumbre bilateral? ¿Qué buscan los socios en África y sobre todo, qué busca África? ¿Sirven de algo? Vamos a intentar responder a estas preguntas.
Influencia geopolítica
El creciente interés por África ha sido llamado por algunos como the new scramble for Africa, algo así como “el nuevo reparto de África”, un término colonialista proveniente de la Conferencia de Berlín a finales del siglo XIX. Otros directamente han dicho que es la nueva Guerra Fría. Ni la una ni la otra son correctas y son irrespetuosas con los países africanos.
Primero, decir que este es el nuevo reparto implica ignorar la propia independencia de África y la agenda propia de sus países, como si no tuviesen nada que decir en estas cumbres y fueran manejados como títeres. Los países africanos sí quieren participar y tener un beneficio propio de estas cumbres bilaterales.
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