ECLESALIA, 18/10/21.- Cuando acudo a encuentros y convivencias, observo como tiesos y augustos meditadores se sitúan bien a la vista, en los lugares concurridos y cruces de caminos. Quieren mostrar clara y fotográfica evidencia de sus conquistas interiores. Inevitablemente me sonrío por dentro y viene a mi memoria la fe de mi padre, de su práctica silente, discreta, anónima. La mejor y superior enseñanza que podemos recibir de nuestros mayores es el ejemplo. Este queda grabado siempre de forma indeleble en lo profundo del corazón.
Era el arte de evangelizar sin sermón. Su fe no metía el más mínimo ruido, de alguna manera persuadido de que solo los hechos podrían susurrar por ella. Hubo una ocasión en la que sí me compartió en su despacho ese interno y firme compromiso. Fue cuando tecleó con su tan pequeña como poderosa “Olivetti” portátil, expresamente para servidor, la oración de San Francisco de Asís, “Señor hazme instrumento de tu Paz… Que allí donde haya tristeza, yo ponga tu Alegría…” Yo ya alardeaba de avezarme por nuevos y heterodoxos caminos.
Fuente: https://eclesalia.wordpress.com/2021/10/18/la-fe-de-nuestros-mayores/
Artículo completo: La fe de nuestros mayores