«Recuperemos, sin miedo, la tradición más original de la Iglesia»
Ahora que tanto se habla de la “sinodalidad” de la Iglesia, es más importante que nunca saber lo que se dice cuando hablamos de este asunto. No es un invento de ahora. La “sinodalidad” fue la forma de gobierno que asumió la Iglesia en sus orígenes. Sin duda alguna, desde sus primeros años hasta finales del primer milenio. O sea, casi la mitad del tiempo que la Iglesia lleva existiendo en este mundo.
Voy a confirmar lo que acabo de decir relatando un caso elocuente, que sucedió en el s. III. Era la práctica habitual de la Iglesia en aquellos primeros siglos. En efecto, a comienzos del s. III, afirmaba la Tradición Apostólica de Hipólito, el escrito más importante (después de la Didaché) que las Constituciones eclesiásticas de la antigüedad nos legaron (J. Quasten, Patrología, vol. I, Madrid, BAC, 1968, pg. 486-487), este principio básico, del que nos dejó constancia Cipriano de Cartago:
“Que se ordene como obispo al que ha sido elegido por el pueblo, que es irreprochable… con el consentimiento de todos, que éstos (los obispos) le impongan las manos y que el presbiterio permanezca sin intervenir” (“Quod et ipsum videmus de divina auctoritate descenderé, ut sacerdos plebe praesente sub omnium oculis deligatur et dignus adque idoneus publico iudicio ac testimonio comprobetur”. Cipriano, Epist. 67, 4. Cf, CSEL. 738, 3-5).
Para seguir leyendo: https://www.religiondigital.org/teologia_sin_censura/Iglesia-sinodalidad-castillo-dialogo-participacion-pueblo-dios_7_2386631316.html