Sara Lumbreras, Trinidad Ried y Agustín Domingo Moratalla valoran con Vida Nueva las oportunidades y los riesgos de esta tecnología
Y es que, como advierte Jorge Mario Bergoglio sobre la inteligencia artificial, “no podemos presumir a priori que su desarrollo aporte una contribución benéfica al futuro de la humanidad y a la paz entre los pueblos”. Así, cuando es dirigida por quienes tienen intereses contrarios al bien común, estos pueden acercar a “una dictadura tecnológica”, en el ámbito de “una sociedad que vigila a las personas”, hasta tal punto de representar “un riesgo para la supervivencia humana y un peligro para la Casa común”.
Para Sara Lumbreras, profesora de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión de la Universidad Pontificia Comillas, “ya estamos hablando de una revolución a la escala de la primera revolución industrial, que automatizó el trabajo que antes realizaban la fuerza de humanos o animales de carga”. “Ahora nos vemos ante la automatización de las tareas cognitivas. Esto tendrá al menos una repercusión tan grande como la primera”, valora la investigadora para Vida Nueva.
Ahí están los programas vinculados al tratamiento de las imágenes, que crean realidades paralelas verosímiles, fotografías inventadas que muestran escenas que no existen o canciones en las que se suplanta la voz de un artista por otro que nunca antes la había interpretado. ¿Puede llegar un momento en el que seamos incapaces de discernir qué es real o no? “El realismo de los deepfakes sólo puede mejorar. Rotundamente, sí, será imposible juzgar si una grabación o un vídeo corresponden a un hecho real, y ese día ha llegado ya o está muy cerca”, responde Lumbreras.
Para seguir leyendo: https://www.vidanuevadigital.com/2024/01/05/inteligencia-artificial-y-espiritual-para-no-perder-el-control/