El papa Francisco aseguró hoy que «las rupturas no son buenas» y animó a la Iglesia a conservar su unidad, aunque pidió que, en medio de los debates que se dan en el Sínodo de obispos que se desarrolla en el Vaticano, se vaya progresando «siempre en armonía» con un norte claro: «La Iglesia tiene que cambiar». En una nueva entrevista con la agencia argentina de noticias Télam, el Papa deslizó además críticas a los liderazgos mesiánicos así como a los que denominó «flautistas de Hamelin» de la política, al tiempo que reafirmó su rechazo a todo tipo de explotación laboral: «Explotar a la gente es uno de los pecados más graves», sostuvo.
«La Iglesia tiene que cambiar, pensamos cómo cambió desde el Concilio hasta ahora y cómo tiene que seguir cambiando en la modalidad, en el modo de proponer una verdad que no cambia», planteó el pontífice en la entrevista.
Para Francisco, «la revelación de Jesucristo no cambia, el dogma de la Iglesia no cambia, pero crece, se desarrolla y se sublima como la savia de un árbol. El que no está en esta vía es uno que da un paso atrás y se encierra en sí mismo».
«Los cambios en la Iglesia se dan en este flujo de identidad de la Iglesia. Y tiene que ir cambiando a medida que los desafíos le vayan presentando cosas. De ahí que el núcleo de su cambio sea esencialmente pastoral, sin renegar de lo esencial de la Iglesia», propuso en ese marco.