«En la vida religiosa, las personas amargadas y con ‘cara sombría’ hacen pesado el ambiente»
En la homilía de la misa de la Jornada de la Vida Religiosa, Francisco, Papa y jesuita, puso a Simeón y Ana como ejemplos a seguir en la vida religiosa y antídotos contra la caída en el ‘sueño del espíritu’: “dejar adormecer el corazón, anestesiar el alma, almacenar la esperanza en los rincones oscuros de la decepción y la resignación”.
Y Francisco concretó aún más y apuntó los dos principales ‘peligros’ de la vida religiosa actual. “El primero es el descuido de la vida interior. Es lo que ocurre cuando el cansancio prevalece sobre el asombro, cuando la costumbre sustituye al entusiasmo”. Y el segundo “es la adaptación al estilo del mundo, que acaba ocupando el lugar del Evangelio”. Por eso, invitó a evitar que “el espíritu del mundo no entre en nuestras comunidades religiosas, en la vida de la Iglesia”.