«El consumismo rapaz, alimentado por corazones egoístas, está perturbando el ciclo del agua en el planeta»
«En este Tiempo de la Creación, detengámonos en estos latidos del corazón: el nuestro, el de nuestras madres y abuelas, el latido del corazón creado y del corazón de Dios. Hoy no están en armonía, no laten juntos en la justicia y en la paz. A muchos se les impide de beber en este río vigoroso. Escuchemos entonces la llamada a estar al lado de las víctimas de la injusticia ambiental y climática, y a poner fin a esta insensata guerra contra la creación«. El Papa Francisco ha hecho un llamamiento hacia la justicia climática, denunciando «el consumismo rapaz, alimentado por corazones egoístas, está perturbando el ciclo del agua en el planeta», en su mensaje para la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará el 1 de septiembre y que hoy se ha hecho público.
Bajo el lema ‘Que la justicia y la paz fluyan’, Bergoglio recuerda que «Dios quiere que reine la justicia, que es esencial para nuestra vida de hijos a imagen de Dios, como el agua lo es para nuestra supervivencia física», manteniendo «una justa relación con Dios, la humanidad y la naturaleza». Sólo así, afirma el Papa, «la justicia y la paz pueden fluir».
Recordando su viaje de hace un año a Canadá, y su oración al pie del lago de santa Ana, Francisco llama a «escuchar el latido materno de la tierra» para «acompasar los ritmos de la vida con los de la creación que nos da la vida».
«En este Tiempo de la Creación, detengámonos en estos latidos del corazón: el nuestro, el de nuestras madres y abuelas, el latido del corazón creado y del corazón de Dios», que hoy no están en armonía, y que sufren, especialmente, «las víctimas de la injusticia ambiental y climática», en lo que el Papa califica como «insensata guerra contra la creación».
«Vemos los efectos de esta guerra en los muchos ríos que se están secando (…). El consumismo rapaz, alimentado por corazones egoístas, está perturbando el ciclo del agua en el planeta. El uso desenfrenado de combustibles fósiles y la tala de los bosques están produciendo un aumento de las temperaturas y provocando graves sequías», lamenta el Papa, que apunta a la sequía como uno de los grandes desafíos de la Humanidad, sumada a la contaminación de las fuentes de agua llevadas a cabo por «industrias depredadoras» que llevan a cabo «prácticas extremas como la fracturación hidráulica, para la extracción de petróleo y gas, los proyectos de mega-extracción descontrolada y la cría intensiva de animales».