Ser sacerdote no es una «carrera», sino un «servicio». En este Domingo del Buen Pastor, Jornada Vocacional, el papa Francisco ha ordenado en la basílica de San Pedro a nueve nuevos sacerdotes para la diócesis de Roma, y ha recordado cuál debe ser el «estilo» del sacerdote, resumiéndolo en tres palabras: cercanía, compasión y ternura. «Este es el estilo de Dios», ha dicho.
Pero ¿de qué tipo de cercanía estamos hablando? El papa, que ya había invitado a sus sacerdotes a «conocer el olor de sus ovejas», según una fórmula ya famosa, ha explicado esta invitación con anécdotas y consejos de apoyo.
En primer lugar, la cercanía a Dios en la oración, porque «un sacerdote que no reza apaga lentamente el fuego del Espíritu interior», ha advertido. Menos evidente quizás para un cierto número, esta cercanía debe mantenerse también con el obispo, del que son «colaboradores», sobre todo «en los momentos difíciles». «‘Pero no me gusta este obispo’… Pero es tu padre. ‘Pero este obispo me trata mal’… Sed humildes, acudid al obispo», ha alentado el papa.
«Nada de chismorreos»
Una tercera cercanía a la que los sacerdotes deben prestar atención es la que les une a los demás. «Nunca habléis mal de un hermano sacerdote»…
Por último, el papa ha interpelado a sus sacerdotes diciéndoles que, según él, la cercanía más importante después de la cercanía a Dios es la del pueblo de Dios. «No cerréis vuestros corazones a los problemas de la gente (…). No perdáis el sentido del pueblo de Dios.
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