Los libaneses desatan su furia contra el Gobierno. Cuatro días de incendios y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en la ciudad norteña de Trípoli terminaron con la muerte de un manifestante y más de 300 heridos el jueves.
Decenas de personas lanzaron piedras, petardos y cócteles molotov a los agentes, que respondieron primero con gases lacrimógenos y luego con munición real. Incendiaron coches y un histórico edificio municipal rodeado por comercios que permanecían abiertos como desafío a las medidas del Gobierno.