Los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín serán los segundos en pandemia y los primeros boicoteados desde Seúl 1988, hace más de tres décadas. Aquellas Olimpiadas fueron las últimas de la Guerra Fría: con el fin de las tensiones políticas entre bloques acabaron los boicots en masa habituales en esa época. Pero el boicot diplomático a Pekín 2022 parece poner fin a esa etapa y vuelve a dividir a la comunidad internacional.
El deporte vive una creciente polarización. Las violaciones a los derechos humanos en Xinjiang y el Tíbet han llevado a varios países a denunciar al Gobierno chino y a muchas organizaciones a pedir al Comité Olímpico Internacional que le revoque la sede, pese a la tregua olímpica que la ONU adoptó para estos Juegos. A ello se suman la reciente decisión de la Asociación Femenina de Tenis de suspender los torneos en China tras la desaparición de la tenista Peng Shuai, o la interrupción de partidos de la NBA en el país por un tuit en apoyo a las protestas en Hong Kong.
El primer boicot en treinta años