LUCHAMOS POR LA MISMA CAUSA
(Marcos 9,38-43.45.47-48)
Con frecuencia los cristianos no terminamos de superar una mentalidad de religión privilegiada que nos impide apreciar todo el bien que se promueve en ámbitos alejados de la fe. Casi inconscientemente tendemos a pensar que somos nosotros los únicos portadores de la verdad, y que el Espíritu de Dios solo actúa a través de nosotros.
Una falsa interpretación del mensaje de Jesús nos ha conducido a veces a identificar el reino de Dios con la Iglesia. Según esta concepción, el reino de Dios solo se realizaría dentro de la Iglesia, y crecería y se extendería en la medida en que crece y se extiende la Iglesia.
Y sin embargo no es así. El reino de Dios se extiende más allá de la institución eclesial. No crece solo entre los cristianos, sino entre todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad que hacen crecer en el mundo la fraternidad. Según Jesús, todo aquel que «echa demonios en su nombre» está evangelizando. Todo hombre, grupo o partido capaz de «echar demonios» de nuestra sociedad y de colaborar en la construcción de un mundo mejor está, de alguna manera, abriendo camino al reino de Dios.
Artículo completo: Domingo 26 Tiempo ordinario – ciclo ‘B’ – (en castellano) por José Antonio Pagola