Domingo 24 del Tiempo Ordinario-C-: OCASIÓN DE PERDÓN (Lc 15, 1-10)
10 septiembre, 2022
Domingo 24 del Tiempo Ordinario  – ciclo ‘C’ -: J. A. Pagola
10 septiembre, 2022
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Domingo 24 del Tiempo Ordinario – ciclo ‘C’ -: Fray Marcos

PARA DIOS NADIE ESTÁ PERDIDO  (Lc 15)

         Hoy leemos el c. 15 de Lc, que empieza exponiendo el contexto en que se desarrollan las tres parábolas: la oveja, la moneda y el hijo perdidos. Todos los publicanos y pecadores se acercaban a él. Los fariseos critican a Jesús por esto. Las tres parábolas son una respuesta de Jesús a esas murmuraciones. Los fariseos pensaban acercarse a Dios a través del cumplimiento de la Ley. Tantas veces se nos ha inculcado la obligación de buscar a Dios por ese camino, que nos quedamos alelados cuando Jesús nos dice que es Él el que nos busca.

         A pesar de la radicalidad del domingo pasado (odia a tu familia, ama la cruz, renuncia a todo), hoy nos dice el evangelio que los “pecadores” se acercaban a Jesús. Es la mejor demostración de que no lo entendieron como rigorismo, sino como acogida entrañable. Los fariseos y letrados se acercaban también, pero para espiarle y condenarle. No podían concebir que un representante de Dios pudiera mezclarse con los “malditos”. El Dios de Jesús está radicalmente en contra del sentir excluyente de los fariseos.

         Las parábolas no necesitan explicación alguna, pero exigen implicación. El dios que nos hemos fabricando a nuestra imagen tiene que saltar por los aires. Atreverse a romper el ídolo es la tarea más complicada de todo ser humano. El Dios de Jesús se identifica con cada una de sus criaturas haciéndolas participes de todo lo que él es. No somos nosotros los que tenemos que “convertirnos” a Dios, porque Él está siempre vuelto hacia cada uno de nosotros. No puede esperar nada de nosotros, pero nosotros, todo lo recibimos de Él.

         Las tres parábolas que hemos leído van en la misma dirección. No solo nos invitan a la confianza en un Dios que nos busca con amor, sino que trastocan radicalmente la idea de Dios, la idea de pecador y de justo. Si comparamos la primera lectura con el evangelio, descubriremos el abismo que existe entre una concepción y otra. Pero se trata de sustituir conceptos religiosos, que son los más difíciles de desarraigar. Después de veinte siglos, seguimos teniendo la misma dificultad a la hora de cambiar nuestro concepto de Dios.

Texto completo: Domingo 24 del Tiempo Ordinario – Ciclo ‘C’ – por Fray Marcos

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Manolo Fernández