El 31 de Julio de 1962 fue instituido Día de la Mujer Africana durante la Conferencia de Mujeres Africanas, donde se creó la Organización Panafricana de Mujeres.
Desde hace 53 años , el continente africano consagra el día 31 de Julio para celebrar el Día de la Mujer Africana. Este día fue instituido en 1962 durante la Conferencia de Mujeres Africanas. En esta misma fecha se creó también la Organización Panafricana de las Mujeres. Desde esa fecha hasta hoy, hemos sido testigos de muchos cambios en el continente africano y no podemos dejar de reconocer que muchas de sus protagonistas son mujeres.
Hoy podemos nombrar a algunas mujeres que han ocupado un lugar en la esfera pública, unas como presidentas en sus respectivos países, tales como: Ellen Johnson de Liberia, Joyce Banda de Malawi. También contamos con mujeres que recibieron el premio Nobel de la Paz: Ellen Johnson que compartió el premio con las activistas por la paz Leymah Gbowee y Tawakkol Karman de Yemen y no podemos dejar de mencionar a Wangari Maathai, ambientalista de Kenia, que fue la primera en recibir dicho premio. Y este año no podemos dejar de recordar a la recientemente fallecida Nadine Gordimer, escritora sudafricana, que recibió el Premio Nobel de Literatura en 1991.
Cada una de esas mujeres y también aquellas que permanecen anónimas, son mujeres comprometidas en buscar el desarrollo sustentable para el continente africano, el reconocimiento de la dignidad de las mujeres y sobre todo en hacer creíble que un mundo más justo, solidario e igualitario es posible.
La mujer africana representa el futuro del continente africano cantan los cantores africanos, ahora bien, más que una imagen poética, cada uno sabe que el desarrollo económico y social de África pasa, necesariamente, naturalmente y esencialmente por el vector femenino. Porque si la mujer en África todavía es portadora de madera, de agua, de niños; la mujer africana es también portadora de futuro cuando accede al microcrédito, cuando realiza negocios, cuando accede al poder político.
La Liberiana, Leymah Gbowee, señaló que: Necesitamos continuar uniéndonos en hermanad para transformar nuestras lágrimas en triunfo, y nuestra desesperación en determinación y nuestro miedo en coraje. No hay tiempo para descansar hasta que nuestro mundo alcance plenitud y equilibrio, donde los hombres y las mujeres son considerados iguales y libres.
Sin embargo, tenemos que reconocer que a pesar del progreso, la desigualdad de género continua en muchas sociedades y la violencia contra la mujer y las jóvenes permanecen ampliamente difundidas (Agenda de Acción para el Desarrollo). Como sociedades tenemos que avanzar en la toma conciencia del reconocimiento de la dignidad de las mujeres, hacia compromisos concretos y políticas que promuevan y favorezcan que cada mujer pueda pronunciar su palabra y a través de ella recrear el mundo en que vivimos.
Fuente Mosaiko