| Fernando Bermúdez
El fin de la segunda guerra mundial llevó a la comunidad internacional a plantearse la necesidad de dotar de una mayor protección a los derechos humanos. Es entonces, cuando la Asamblea General de Naciones Unidad aprobó en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este 10 de diciembre conmemoramos el 73 aniversario de aquella Declaración, la cual significó un avance para la humanidad en orden a la construcción de una sociedad libre de discriminaciones, justa y digna. Sin embargo, en esta Declaración todavía no se concebía los derechos de la Naturaleza como parte intrínseca de los derechos humanos. En aquella época, la problemática ambiental no aparecía como una urgencia.
Sin duda, la proclamación de la Declaración Universal de Derechos Humanos fue un paso trascendental en la toma de conciencia de la dignidad de la persona humana sin importar etnia, cultura, lengua, nacionalidad, credo religioso, género o condición social.
Esta Declaración es un reto para soñar que es posible construir un mundo distinto, más humano y feliz para todos. Para ello es necesario y urgente cambiar las estructuras socioeconómicas y políticas existentes porque son injustas, discriminatorias y causantes de la pobreza y hambre en la inmensa mayoría de la humanidad y destructoras del medio ambiente.