Un discurso algo demagógico, pero no menos real
¿Os atrevéis a quejaros por tener que permanecer encerrados y controlados, para así detener el contagio del coronavirus de la única forma sensata, eficaz y recomendada, si se asume esa responsabilidad seriamente, por incómoda que parezca?
¿Acaso no hay en vuestras casas electricidad y agua corriente, sillones y poltronas, despensa y neveras atiborradas, congeladores repletos, platos precocinados y pizzas, y hasta refrescos y cerveza?
¿Ya se os han terminado los licores, el coñac y el whisky, los aperitivos, las pastas y los bombones? ¿No seguís engordando con el encierro?
¿Es que también vosotros necesitáis salir al exterior de vuestra vivienda para cocinar, porque el único medio de hacerlo es con carbón o leña, y vuestra chabola de paja (o de ladrillos cocidos si sois más afortunados) no puede tener ni chimenea ni cocina?
(…).
Sí, aquí en el Congo el confinamiento “en casa” es imposible e impensable, porque ya podéis imaginar “la casa”… Sin embargo no creo que sea algo envidiable… aunque lo trágico es que también hasta aquí llega el contagio, y aquí las líneas no se van a colapsar…