«Abordar asuntos incómodos hablando con el Papa significa para mí expresar la corresponsabilidad».
Siempre hemos dicho que Pedro Casaldàliga fue un obispo del pueblo, de los pobres y oprimidos. Que su vida siempre estuvo llena de vida para los demás y por eso ahora su vida estará llena de vida de Dios para siempre en la plenitud de su Reino. anunciábamos el envío por el correo de una carta que le escribió al papa Juan Pablo II, en la que expresa de forma exquisitamente delicada y respetuosa, pero clara y comprometida, su inmenso deseo de contribuir a una renovación profunda de la Iglesia, que la haga mucho más coherente con el Evangelio y facilite así la aceptación y recepción del mensaje del Evangelio por parte de la sociedad, como camino de liberación integral para el ser humano y para la creación.
Aquel papa para nada tuvo en cuenta ni mucho menos secundó los objetivos de esta carta, ni tampoco su sucesor Benedicto XVI. Tuvo que llegar el papa Francisco para hacerlo y reconocer la magnífica labor y aportación del obispo Casaldáliga a la sociedad y a la Iglesia en coherencia con el mejor mensaje que ha conocido la historia de la humanidad, el de Jesus de Nazaret.
Para seguir leyendo: https://www.religiondigital.org/vaticano/Carta-Pedro-Casaldaliga-Pablo-II_0_2257874199.html
Su carta no tiene desperdicio:
(…)
» Nunca pretendería suponer en el Papa un conocimiento detallado de las Iglesias Particulares o pedirle a él soluciones concretas para la Pastoral de aquéllas. Para esto estamos los respectivos Pastores, ministros y consejos pastorales de cada Iglesia. Para eso están también las Conferencias Episcopales que, a mi entender y al de muchos otros, no están siendo debidamente valoradas e incluso están siendo preteridas o injustamente señaladas por ciertas actitudes de algunas instancias de la Curia Romana. Si las Conferencias episcopales no son “teológicas» o «apostólicas», como tales –podrían no existir, sin ellas caminó la Iglesia– tampoco son, en sí mismas, «apostólicas» o «teológicas», las curias, ni siquiera la Curia Romana: Pedro presidió y rigió la Iglesia, de modo diferente, en las diversas épocas.
El Papa tiene necesidad de un cuerpo de auxiliares, como también lo necesitan todos los obispos de la Iglesia, aunque debiera ser siempre más sencillo y participativo. Sin embargo, hermano Juan Pablo, para muchos de nosotros, ciertas estructuras de la Curia no responden al testimonio de simplicidad evangélica y de comunión fraterna que el Señor y el mundo reclaman de nosotros; ni traducen en sus actitudes, a veces centralizadoras e impositivas, una catolicidad verdaderamente universal, ni respetan siempre las exigencias de una corresponsabilidad adulta; ni siquiera, a veces, los derechos básicos de la persona humana o de los diferentes pueblos. Ni faltan, con frecuencia, en sectores de la Curia romana, prejuicios, atención unilateral a las informaciones, o incluso posturas, más o menos inconscientes, de etnocentrismo cultural europeo frente a América Latina, a África y a Asia». (…)