Felices quienes no se sienten identificados con el mundo injusto en el que viven y se esfuerzan por transformarlo.
Felices quienes en su corazón y en su cotidianidad no secundan las razones egoístas del capitalismo, pues sus prácticas llevan a la miseria, la exclusión y la muerte a las mayorías empobrecidas.
Felices quienes se alejan de los poderosos del mundo y se sienten cercanos a las personas más débiles y marginadas, y a quienes se unen a sus causas justas.
Felices quienes reflexionan y profundizan en las causas de la injusticia imperante en el mundo actual, y se esfuerzan por crear alternativas.
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