Eclesiástico 27,33 – 28,9 — Romanos 14,7-9 — Mateo 18,21-35
“Lo mismo hará con vosotros mi padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano” Para quienes hemos vivido en Túnez, el texto de Mateo nos recuerda los enfrentamientos que tuvieron lugar en el siglo IV en la iglesia de Cartago. Más allá de las cuestiones personales e institucionales que subyacen en toda contienda, la Iglesia de Cartago se preguntaba qué hacer con los miembros que la habían abandonado, traicionado incluso, durante la persecución que acababa de terminar, y que querían ahora regresar a la comunidad. Una mayoría de cristianos se oponía, e hizo falta un enorme y prolongado esfuerzo espiritual para que toda la iglesia aceptara finalmente que Dios siempre perdona. Las reuniones en las que los «lapsi» eran perdonados y readmitidos, están en el origen de lo que, con el tiempo, se convertiría en la institución del sacramento del perdón. Incluso si Jesús nos pide “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto”, no somos Dios, y perdonar nunca es fácil.
Texto completo del P. José Ramón Echeverría Mancho, p.b: Echeverría-24OrdinarioA