África va camino de ser el nuevo bastión de Dáesh. Ya es la primera fuerza yihadista del continente, por delante de Al Qaeda, y su influencia no deja de aumentar. Sus fuerzas se concentran en sus tres provincias del Sinaí, África occidental y África central, pero también tiene presencia en el Magreb o Somalia, y se enfrenta con otros grupos, Gobiernos y fuerzas internacionales.
Tras haber sido derrotado en Oriente Próximo, el presente y futuro de Dáesh parece estar en África. La organización terrorista llegó al continente en 2014, cuando distintos grupos yihadistas independientes comenzaron a declarar su lealtad al califato recién proclamado en Siria. Pocos meses más tarde ya había células en Libia, Argelia o Túnez. Ni siquiera la pérdida del territorio que controlaba en Siria e Irak ni la muerte de su líder, Abu Bakr al Baghdadi, en 2019, impidió a Dáesh seguir creciendo en África.
Desde entonces el grupo ha reconocido a diversas ramas —a las que considera “provincias”— desde el Sinaí hasta Mozambique, pasando por el Sahel, la porosa franja semidesértica que separa el Sáhara de África central. Dáesh ha encontrado una nueva vía de expansión aliándose con milicias yihadistas locales, que a su vez acceden a mayores recursos y proyección internacional.