Fecha: miércoles, 11 septiembre 2024
Calavi (Agencia Fides) – «Es tiempo de partir, es tiempo de misión. Os llevo conmigo en esta experiencia en Egipto, en El Cairo, donde continuaré mi formación y mi servicio pastoral a la Misión», escribe Anselmo Fabiano al despedirse de la misión en Calavi (Benín), donde ha pasado un año de profundización vocacional a nivel internacional, para embarcarse en lo que describe como «una nueva realidad misionera»
“Cuando partí hacia Benín supuso embarcarme en una experiencia de fe y de vida que me ha transformado y enriquecido mucho, como la tierra donde la semilla sembrada, crece y da fruto”, dice Anselmo. “Como el sembrador que vuelve lleno de alegría con sus gavillas, así vuelvo yo también de Calavi, con los frutos de este año, lleno de gratitud a Dios que ha acompañado mis pasos en todo momento”.
“África me ha enseñado tanto a través de los hermanos y hermanas que he conocido: el valor de la acogida y la hospitalidad, sencilla pero siempre hecha con el corazón; la gran sabiduría de los proverbios africanos, fuente inagotable de riqueza; el valor del tiempo y de las relaciones. También he recibido una gran lección de vida con la malaria, que me ha puesto ante mi fragilidad; me ha transformado, menos temeroso, más precavido y agradecido por el don de la salud. La fraternidad en la diversidad vivida en Calavi con otros 40 seminaristas me ha permitido experimentar cómo es posible superar barreras y descubrir que todos somos hermanos. La diversidad es una gran riqueza, extraordinariamente bella, como los muchos y alegres colores del pagne africano, el tejido típico del África subsahariana. El fruto más hermoso de estos meses en Benín ha sido mi ‘Sí’ a ser misionero y unirme a la gran familia SMA» (véase Fides 3/7/2024).
“Ahora ha llegado el momento de mi ‘primera misión’ en Egipto, en El Cairo, donde podré ponerme al servicio y conocer una realidad completamente nueva en la vida misionera», añade Anselmo con emoción. “Será también una oportunidad para formar parte de una Iglesia pequeña, minoritaria, abierta al diálogo interreligioso y misionera”.
Los primeros misioneros de la SMA que desembarcaron en las costas de Benín en 1861 fueron el italiano Francesco Borghero y el español Francisco Fernández. En los años siguientes, numerosos padres y hermanas siguieron los pasos de los dos pioneros. «Quisiera recordar a Francisco Aupiais, SMA, quien dio a conocer en Europa la cultura, el arte y, más en general, los valores del África subsahariana, en gran parte desconocidos en aquella época», dice el padre Giovanni Benetti. El misionero, que lleva dos años en Benín como formador en el Centro de Espiritualidad Brésillac de Calavi, señala que en la capital, Porto Novo, desde 1922, gracias a la intuición del padre Aupiais, se celebra cada año la Epifanía Inculturada, un instrumento de inculturación del Evangelio, así como un medio para valorar la cultura local y fomentar el diálogo entre creyentes de todas las religiones.
«Sin embargo, no puedo omitir que la evangelización a lo largo de las costas del Golfo de Guinea supuso una gran pérdida de vidas. Desde Dahomey, el Evangelio se extendió a otros países de África Occidental, pero a un alto precio: se estima que durante varias décadas, la SMA y la rama femenina de la ANE perdieron alrededor de 400 miembros en esas zonas, diezmados por la malaria y la fiebre amarilla».
(AP) (Agencia Fides 11/9/2024)